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viernes, 30 de diciembre de 2011

EE.UU. pone fin a los subsidios al etanol después de más de tres décadas

Estados Unidos pondrá fin este domingo a más de tres décadas de subsidios para los productores de etanol que les han costado unos 6.000 millones de dólares anuales a los contribuyentes, aunque se espera que el impacto sobre los agricultores sea ínfimo.

 
El Congreso inició su receso la semana pasada sin extender los subsidios que han ayudado a que millones de toneladas de maíz hayan ido a parar a los tanques de combustible de los vehículos automotores en lugar de convertirse en ración para el ganado o una miríada de alimentos para humanos.

Esas ayudas han expirado porque los miembros del Congreso no se pusieron de acuerdo para renovarlas durante las negociaciones para la reducción del déficit público.

Los subsidios para los agricultores surgieron del toque de atención que recibió Estados Unidos cuando en 1973 un embargo petrolero árabe demostró hasta qué punto la mayor economía del planeta dependía de los hidrocarburos importados.

Durante la presidencia de Jimmy Carter (1977-1981) hubo mucho entusiasmo en EE.UU. por las fuentes de energía alternativas y los combustibles obtenidos de recursos renovables, incluida la producción de etanol a partir de materiales vegetales, especialmente el maíz.

Aunque la llegada a la Casa Blanca del republicano Ronald Reagan aminoró la búsqueda de fuentes alternativas de energía, los subsidios para los productores de etanol se mantuvieron.

En el otro extremo del espectro político, los defensores del medio ambiente también se opusieron a los subsidios para los productores de etanol, con el argumento de que la expansión de los cultivos implicaba más uso de maquinaria -con motores diésel- y un uso mayor de fertilizantes.

"El etanol de maíz es extremadamente sucio", dijo en un comunicado Michael Rosenoer, del grupo Amigos de la Tierra, que ha celebrado la extinción de los subsidios por inacción legislativa.

"El etanol de maíz causa más contaminación que afecta el clima que la gasolina convencional, y causa deforestación además de los compuestos químicos que, dispersos en los plantíos, llegan a los cursos de agua".

Una ley de 2005 requería la producción anual de 28.350 millones de litros de combustibles a partir de recursos renovables y la producción este año llega a solo 23.625 millones de litros. Una revisión de la ley en 2007 ha fijado la meta de producción anual de 136.000 millones de litros hacia 2022.

De la meta marcada para 2022 la ley estipula que al menos 56.700 millones de litros deben proceder de etanol obtenido del maíz, y el resto debe provenir de otros cultivos que se usan para alimento del ganado, como el pasto varilla (Panicum virgatum) y que generan menos emisiones que contaminan la atmósfera.

En las estaciones de gasolina de casi todo Estados Unidos ya es habitual el surtido de combustibles que contienen al menos 10 por ciento de etanol, y la mayoría de los expertos cree que el mantenimiento de ese requisito federal es suficiente apoyo para los productores, de manera que los subsidios ya no son necesarios.

Los productores de etanol esperan que el Congreso no deje expirar otro subsidio que apoya el combustible obtenido de las otras fuentes vegetales, conocido como etanol celulósico, y que está en vigor cinco años más.

Éste es el etanol que puede obtenerse, además del pasto varilla, de los residuos de madera en astilleros y aún de las hojas y cañas del maíz. Nadie vende demasiado etanol celulósico todavía debido al alto costo de la investigación, pero la industria espera la prosperidad. EFE

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