Un Momentito con Miguel
Autor Miguel De Jesús
Comunicador y Abogado Dominicano
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Ayer como de costumbre jugaba softbol en la
liga de Amaprosan, logramos ganar el primero de dos partidos programados. Mucha
alegría, apalusos, abrazos, entusiasmo y un verdadero calor humano matizaron
ese juego.
Al terminar nos reunimos en la lomita de los sustos,
donde el lanzador se enfrenta a los bateadores. Elevamos nuestras voces para
que todo el vivo presente en el Play y sus alrededores se enteraran que fuimos
los mejores.
En el segundo choque al igual que el primero José
Cruz realizó una defensa impecable defendiendo la segunda almohadilla. Pero en
la última entrada con el partido empatado a 6 carreras no pudo retener la
pelota que le fue lanzada por el shortstop para hacer un force out.
Perdimos, nos dejaron en el cuadro.
Estando en el estacionamiento y dentro del vehículo escuché a uno de los
peloteros decirle a un fanático, “perdimos
por ese maldito error de segunda”.
Todas las jugadas y batazos de José
Cruz, se borraron en un segundo. Hago esta historia porque así es la vida,
usted ayuda a una persona por mucho tiempo y el día que no puede socorrerla
entonces ya usted no sirve.
Es el ser humano desagradecido que
muerde la mano del que alguna vez le dio pan, incapaz de hacer en los reveses
un suspiro que lo envuelva en el anhelo de lo esperado sosteniendo el recuerdo
de lo dado por la persona que ha fallado.
Es el ser humano inmaduro que no
puede convertirse en el Ingeniero que con un abrazo cubra las grietas dejadas
por el error del amigo. Es como si la piedad y la fe de manera permanente estén
de vacaciones y en su ausencia los corazones dejan de arropar con el manto de
la comprensión.
El ingrato no puede escuchar ni razonar,
es un egoísta atrapado en la oscuridad de su incapacidad. Pobre hombre o mujer
que de las rosas solo ven sus espinas y con actitud de derrota solo dan saltos
al vacio.
Aun con estas verdades, debemos
dar sin esperar nada de nadie, dar hasta que duela como decía la madre Teresa de
Calcuta. Caminar con firmeza por los senderos de Dios y dejar que el viento y
el tiempo se conviertan en el antídoto que cure el veneno vertido por la serpiente.
Que la mayor felicidad sea servir
y sirviendo fortalezcamos el amor espiritual a los demás. No dejemos que las
puñaladas de la perfidia humana nos hagan
perder el horizonte hacia el bien
colectivo. Por eso nunca olvidemos el titulo de este Momentito. “Eso es la vida, aprendamos a vivirla así”.
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