POR FERNANDO RODRÍGUEZ CÉSPEDES |
El país padece una ola de violencia que
tiene que llevar al Gobierno y a los sectores sensatos de la sociedad a unir
esfuerzos para evitar que este flagelo acabe de hundirnos en un abismo del cual
nadie podrá salvarse.
Las causas de esta situación son
variadas y algunas de ellas como el
desempleo, el narcotráfico, las desigualdades sociales y falta de educación, resultan difíciles de
combatir aunque no por eso debemos cruzarnos de brazos.
Las autoridades hacen esfuerzos cuyos
resultados son escasos porque el problema ha logrado tal magnitud que escapa a
ellas por lo que considero que la ciudadanía debe contribuir de manera firme con la solución del mismo.
La paz y la seguridad deben ser compromiso de todos y pienso que el Gobierno
debe iniciar una campaña en ese sentido y tomar en cuenta a los sectores que se
acerquen a las instancias oficiales con ánimo de colaborar.
Por ejemplo, los taxistas de Santiago se
pusieron públicamente a disposición de las autoridades alarmados por la criminalidad que los ha afectado directamente
con la muerte y atraco de varios de sus
miembros.
La Policía podría establecer con ellos
una vía directa de comunicación de manera que puedan rápidamente informar de
cualquier situación irregular que adviertan en las calles que recorren las 24
horas del día.
Este es un ejemplo de integración
aplicable en todo el país. Debe
activarse de inmediato la línea de emergencia 911, y la ciudadanía contar, además, con canales confiables para
informar de cualquier hecho delictivo.
Los comités de Derechos Humanos, las
juntas de vecinos, las iglesias, los gremios sindicales y profesionales, los
clubes, toda la sociedad civil debe unirse contra la violencia y la
criminalidad que arropan a la sociedad dominicana.
No hay tiempo que perder, las autoridades
deben dejar de ver conspiración en un problema que antes solo existía en los
barrios marginados y que ahora cubre todo el territorio nacional, incluyendo
las zonas céntricas de las principales ciudades.
El estado de inseguridad ha influído
hasta en el carácter amistoso del dominicano que "vive chivo", y ve
un posible delincuente en cualquier
persona que se le acerque en las calles, centros comerciales y cualquier sitio público.
Se está viviendo un estado de paranoia
colectiva como denuncié en meses pasados, y si las autoridades del país y la ciudadanía no se
unen para combatir la delincuencia, el problema se agravará cada día más.
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