Divagaciones y extravagancias, que escribo después de la muerte de mis amigos,
Dentro de poco voy a cumplir 87 años de vida, a
Dios gracias. No tengo mucho miedo a la muerte, ni estoy planeando unos
largos anos escuchando la música de mi gusto.
Debo confesar que me siento satisfecho de lo que he vivido y muy
agradecido a Dios por haber llegado hasta aquí salvando unas
dificultades que, lamentablemente, fueron insuperables para muchos de
mis contemporáneos.
Hablando con amigos, he dicho y en ello creo, que he salvado
estos obstáculos gracias a la astucia de mi Angel de la Guarda. Pienso
que algunos no llegan a entender, exactamente esto, pero, casi casi
siempre sonríen.
He dicho en otra oportunidad que el vivir largos años quiere
decir que a uno se le han dado, no una, sino a veces varias
oportunidades más que a otros, para que, afinando su conducta, vaya uno
mejorando su condición humana. Oportunidades extras, que de forma muy
especial, hay que agradecer a Dios (Violeta Parra dice que "a la vida").
Los cristianos podemos decir, irse santificando. Irse uno
haciendo santo. Y en este camino, he ido descubriendo que he tardado a
veces demasiado tiempo para cambiar alguna torpe conducta. O quizás
peor, aunque esto es menos notorio, frenar unos prejuicios, unas
preferencias no compatibles con aquello que ahora ha recalcado
Francisco, de ver el rostro de Jesús, en la fea cara de algún prójimo. Esto, todavía, es bastante cuesta arriba para mis piernas.
Pero, confieso que hago el esfuerzo. Aunque, al final de cada día, no siempre estoy satisfecho con lo poco que he logrado.
He aprendido, que aunque pueden hacerse planes de largo alcance, el ser humano vive día a día. Es enorme la importancia del día de hoy. Aunque yo tenga planes para el próximo invierno o piense en las próximas
elecciones. Y, aunque recuerde algunas cosas que ocurrieron hace ya
algún tiempo, no puedo descuidar, ni olvidar, que el tiempo que tengo
ahora es este hermoso y santo día de
hoy. Y tengo que vivirlo a plenitud. Desde el amanecer, cuando me tiro
de la cama, hasta el último minuto de mi diaria vigilia.
Me preocupa a veces
recordar aquello que decía Constancio C. Vigil "En muchas existencias
que parecen truncas, lo que faltó fue la repetición¨" No sé si Vigil
sugería aqui o yo lo aprendi de otro, aquello de que cada persona trae a la vida una misión.
Me preocupa a veces pensar si yo, por decuido, o por malicia, he olvidado emplearme
en esa faena para la que se me ha dotado. No niego que, a veces
esto me preocupa. Aunque generalmete yo me voy complaciendo y
disfrutando las pequeñas tareas que enfrento cada día.
Porque, de otra cosa estoy convencido. No a todo el mundo
se le señala una misión como la de Teresa de Calcuta o la de Maximiliano
Kolbe. Creo que, necesariamente,existen otras muchas pequeñas y tambien importantes misiones, una de las cuales es la mía.
Un abrazo.
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