Manuel Rodriguez Bonilla |
He aquí parte de la
Versión de los hechos, narrados porManuel Rodríguez Bonilla…el 3 de
julio de 1916 es una fecha que debe ser recordada y reverenciada por
todo el pueblo dominicano. En esa fecha, un grupo de hombres noroestanos
se decidieron con el mayor arrojo a enfrentar a las tropas invasoras
norteamericanas.
El
hecho adquiere mayor dimensión si tomamos en cuenta que los integrantes
del grupo tenían plena conciencia de que el enemigo era mayor en número
y en armas. Aun así, se organizaron y enfrentaron con dignidad a la
soldadesca invasora, logrando crearle, según los historiadores
norteamericanos, 18 bajas entre muertos y heridos.
Los
rebeldes perdieron y los ganadores siempre escriben la historia a su
manera. No olvidemos que la invasión del 16 generó a Trujillo y éste a
Balaguer, ninguno de los dos interesados en que se conocieran hechos
como la rebelión de la Barranquita.
Mientras
los invasores avanzaban, quemando propiedades y fusilando sospechosos,
el 5 de junio las autoridades del poblado de Mao declaraban en duelo a
la común, lo que duraría mientras el enemigo estuviera pisoteando
nuestro suelo. “La Patria sangraba y los maeños parecían haber recibido
el llamado para salir en su defensa”, nos dice Rodríguez Bonilla.
“El
sacerdote Eliseo Echavarría, el Comandante del puesto militar, General
Carlos Daniel, el Síndico, don Rafael (Feso) Madera y el Presidente del
Ayuntamiento, don Efraín Reyes, todos, desde sus diferentes puestos o
funciones estaban unidos por el mismo sentimiento y preocupación: La
defensa de la Patria mancillada”.
“estimulados
por el patriotismo y desafiando la magnitud del riesgo, 80 hombres
encabezados por el General Carlos Daniel salían desde Santa Cruz de Mao a
un punto del Camino Real, para esperar y enfrentar a las tropas de
ocupación. El punto escogido fue el cerro de La Barranquita, próximo a
los parajes de Guayacanes y Maizal, a unos 6 kilómetros de la ciudad de
Mao.
Al día siguiente, se les unió el capitán Máximo Cabral,
miembro del Ejército Dominicano, quien fuera dejado libre por el
Ministro de Guerra, General Desiderio Arias cuando éste llegó a Santiago
desde Santo Domingo y decidió no combatir a las fuerzas invasoras”,
continúa narrando Rodríguez Bonilla.
Veintisiete
de los nuestros conocieron igual destino defendiendo nuestra enseña
tricolor ese día. Entre los primeros en morir estuvo Pancho Peña, cabe
destacar además a Agustín Cabral y a Magdaleno Zapata y la valentía de
Demetrio Frías, a quien el síndico de Mao le entregara la Bandera
Nacional con la encomienda de volverla a traer y, de regreso, casi
llegando al poblado, al percatarse que la había dejado por olvido en el
campo de batalla, ya ocupado por las fuerzas interventoras, se devolvió a
buscarla penetrando el área controlada por el enemigo hasta rescatarla y
regresarla a su sitio de partida, para que no fuera mancillada por la
fuerza invasora.
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