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jueves, 12 de abril de 2012

¿Qué tan creíble es el discurso moralizador de Mejía?

                                         Escrito por José L. Tavárez H.
                                                  filósofo, psicólogo y profesor universitario.


Adecentar la administración pública pasa por transparentar el discurso ante la doblez moral que permea todos los estratos de la vida nacional, el Estado es uno de ellos.  

 Cero tolerancia, cero impunidad, cero politiquería barata que daña cualquier esfuerzo por mejorar las cosas. 


Este uso de campaña del tema corrupción, en boca de los campeones de este flagelo, solo trivializa el problema. Se trata del un burro diciéndole a un conejo orejón, los escrúpulos de María Gargajos, verdaderos sepulcros blanqueados de que habló Jesús.
En este cambalache, intencionalmente politizado, se obvia toda propuesta, se centra el ataque en personajes secundarios y se pretende ignorar al candidato, que de ganar, sería el presidente con todas las prerrogativas que le confiere la Constitución dominicana. Este montaje apenas disimula la intención de esquivar los asuntos de fondo, revelando una campaña sin contenido propositivo, montada sobre verdades a medias y falsedades absolutas.
En este teatro de mal gusto aflora el cinismo como valor central. Por eso se puede, sin el más mínimo pudor, apuntar el dedo acusador hacia unos corruptos favoritos, mientras se recibe como a verdaderos padres de la patria a las escorias que flotan a la deriva. 
Añádase a eso que el candidato aparece rodeado de los mismos depredadores que engordaron sus fortunas personales en el gobierno que presidió hace solo 7 años.
Moral en calzoncillos, de eso se trata. Un candidato que pretende vender lo mismo que adeuda, incluyendo seriedad, buen juicio y comedimiento. Revolverlo todo, crear confusión para ver si se cumple el dicho: “mar revuelto ganancia de pescadores”. 
Veremos qué pasa, ¿comprará la gente este discurso huero y engaño de un candidato que apuesta a que olvidemos hasta su propio nombre?
Yo seguiré confiando en que todos no podemos estar locos o haber perdido la memoria y el buen juicio. Ahí está Danilo Medina, un hombre de probada reciedumbre moral, prudente, con excelentes propuestas para seguir avanzando, preparado para gobernar. 
En el 2000 el pueblo se equivocó y tuvo que llorar lágrimas de sangre, ¿se equivocará de nuevo? Mayo nos traerá la respuesta.

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