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lunes, 2 de abril de 2012

Palabra iluminada para esta semana de asueto: Roca en la que encuentro refugio‏

Escrito por el Pastor Antonio Regalado
En medio de una crisis de valores que se ha convertido en un azote muy peligroso para el colectivo en general, que conmueve, entramos en el asueto de esta semana ante un panorama que nos invita a reflexionar sobre el poderoso y sublime mensaje de la muerte y resurección de nuestro Señor Jesucristo, señalado en la Palabra de Dios como el deseado de toda la gente.
 
No es asunto exclusivo de nuestro país, es un fenómeno que ha extendido sus garras hacia el concierto de naciones del mundo, cosa que parece sucio difícil de arrancar, y hay preocupación en el alba de la globalización, no es para menos.
 
Dios se pronunció por medio del salmista para hablar a la nación de Israel acerca de personas que engañan a los pueblos, que maltratan al prójimo, habla inclusive de gobernantes corruptos que se burlan de los demás, de necios que profesan ser sabios para timar a la gente, de jueces que promueven impunidad, de personas que utilizan la ley para cometer agravios, y que usan la autoridad para aplastar y afligir, de seres humanos que cometen atropellos contra los débiles, entre otras cosas.
 
Meditando en todo esto, que es idéntico al acontecer de hoy, te invito a compartir a profundidad la oración en extenso:
 
1-2 Dios mío,
tú eres el juez de la tierra;
¡hazte presente,
entra en acción,
y castiga a los culpables!
¡Dales su merecido a los orgullosos!
 
3 Dios mío,
¡basta ya de malvados,
basta ya de sus burlas!
 
4 Todos ellos son malhechores;
¡son unos habladores y orgullosos!
¡Se creen la gran cosa!
 
5 Aplastan y afligen
a tu pueblo elegido:
 
6 matan a las viudas,
asesinan a los huérfanos,
masacran a los refugiados,
 
7 y aun se atreven a decir:
«El Dios de Israel
no se da cuenta de nada».
 
8 Gente torpe,
quiero que entiendan esto;
¿cuándo van a comprenderlo?
 
9 Si Dios nos dio
la vista y el oído,
¡de seguro él puede ver y oír!
 
10 ¡Cómo no va a castigar
el que corrige a las naciones!
¡Como no va a saber
el que nos instruye a todos!
 
11 ¡Bien sabe nuestro Dios
las tonterías que se nos ocurren!
 
12 Mi Dios,
tú bendices a los que corriges,
a los que instruyes en tu ley,
 
13 para que enfrenten tranquilos
los tiempos difíciles;
en cambio, a los malvados
se les echará en la tumba.
 
14 Tú, mi Dios,
jamás abandonarás a tu pueblo.
15 Los jueces volverán a ser justos,
y la gente honrada los imitará.
 
16 Cuando los malvados me atacaron,
nadie se levantó a defenderme;
¡nadie se puso de mi parte
y en contra de los malhechores!
 
17 Si tú no me hubieras ayudado,
muy pronto habría perdido la vida;
 
18 pero te llamé
al sentir que me caía,
y tú, con mucho amor,
me sostuviste.
 
19 En medio de mis angustias
y grandes preocupaciones,
tú me diste consuelo y alegría.
 
20 Tú no puedes ser amigo
de gobernantes corruptos,
que violan la ley
y hacen planes malvados.
 
21 Esa clase de gobernantes
siempre está haciendo planes
contra la gente honrada,
y dicta sentencia de muerte
contra la gente inocente.
 
22-23 Esa gente es tan malvada
que acabarás por destruirla.
Pero tú, mi Dios,
eres mi más alto escondite;
¡eres como una roca
en la que encuentro refugio!
{Salmo 94}.
 
Cristo no solamente vino a sanar y a salvar, sino también a darle al "César lo del César" y a Dios lo que es de Dios, y a ordenar que a los afligidos se les diera gloria en lugar de ceniza y espíritu angustiado. Amén.
 

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