Algunos
padres de familia ponen a sus pequeños hijos a dormir con una canción
de cuna, la lectura de alguna fábula, quizás un vaso de leche y unas
galletitas o de repente una oración.
Nada de eso ocurre en el hogar de Laura
Overdeck, una madre de tres, graduada en Astrofísica, que vive en Nueva
Jersey, Estados Unidos. Ella les plantea problemas matemáticos que,
según cuenta, los chicos esperan con entusiasmo y resuelven con ahínco.
Overdeck busca romper muchas de las
trabas que existen en torno a las matemáticas y hacerlas divertidas
tanto para niños como niñas y adultos. Su rutina a la hora de dormir ha
generado tanto interés que ahora tiene un servicio por correo
electrónico solicitado por miles de familias que llama Bedtime Math, algo así como "Matemáticas de cuna".
Amor por los números
A pesar de que las matemáticas son muy útiles en
varios aspectos de la vida, algunos expertos dicen que se ha
desarrollado un rechazo contra esta disciplina al igual que estereotipos
culturales muy fuertes, particularmente con respecto a la capacidad de
deducción abstracta entre la niñas y mujeres.
Pero Laura Ovedeck se crió en un hogar receptivo
a las matemáticas que se practicaban de manera informal. Su padre hacía
carpintería como pasatiempo y ella le ayudaba a medir listones y tomar
ángulos para cortar. Su madre, una experta cocinera, contaba con su
ayuda calculando las fracciones de tazas, onzas o gramos de los
ingredientes.
"Si los niños tienen la oportunidad de usar las matemáticas a manera de recreación les va a ir mucho mejor"
Laura Overdeck, creadora de Bedtime Math
"Mis padres no tenían ansiedades con las
matemáticas y eso me lo transmitieron", dijo a BBC Mundo. "Me gustaban
los números, empecé memorizando cuadrados perfectos y haciendo juegos
numéricos para entretenerme mentalmente".
Overdeck explica que la primera experiencia que
tiene un escolar con las matemáticas son memorización, exámenes y
ejercicios. "Esa no es una manera muy divertida de introducir una
materia. Si los niños tienen la oportunidad de usar las matemáticas a
manera de recreación les va a ir mucho mejor".
Y eso fue lo que empezó a hacer con su propia familia, reforzando el aspecto matemático inherente en juegos como Lego y entretejiendo problemas a ciertas rutinas.
Ritmo y tranquilidad
Empezaron con su primera niña a la edad de dos
años a la hora de la cama, contando con los dedos, contando de para
atrás y otras cosas más complejas.
"Cuando llegó nuestro tercer hijo,
empezó a exigir que le diéramos un problema de matemáticas igual a sus
hermanitos. Ahí nos dimos cuenta de que se había generado una cultura de
diversión con las matemáticas en nuestro hogar".
La rutina la practican en la noche porque es el
momento en que toda la familia está junta y aunque los ejercicios
implican una actividad mental, Laura Overdeck asegura que sus hijos no
tienen ningún problema para dormir después.
"Vivimos en una cultura tan atemorizada de las matemáticas que nos hemos olvidado de la belleza de los números"
Laura Overdeck, creadora de Bedtime Math
"Los números son rítmicos, regulares y
predecibles, hay algo reconfortante en eso. La manera tradicional de
conciliar el sueño es contando ovejas", indicó.
"Cuando uno se compenetra con los números, la
experiencia es relajante, pero vivimos en una cultura tan atemorizada de
las matemáticas que nos hemos olvidado de la belleza de los números".
Ese terror se ve reflejado en los bajos niveles
que han alcanzado muchos países occidentales, particularmente Estados
Unidos, con respecto al desempeño de sus estudiantes en matemáticas.
Bajos niveles
De acuerdo a la prueba administrada en 2011 por
el Programa Internacional de Evaluación Estudiantil (PISA, por sus
siglas en inglés), EE.UU. ocupó el puesto 32 entre 65 países
participantes.
"En este país no es muy frecuente escuchar a
alguien decir que no sabe leer pero sí que no manejan los números bien o
que son malos para las matemáticas", expresó a la BBC Sian Beilock,
profesora de psicología de la Universidad de Chicago.
"Está la idea que uno nace bueno o malo para las matemáticas y se acepta muy fácilmente decir que no se sirve para eso"
Sian Beilock, psicóloga y autora de "Choke" (Atasco)
"Está la idea que uno nace bueno o malo para las matemáticas y se acepta muy fácilmente decir que no se sirve para eso".
La psicóloga manifiesta que las matemáticas son
indispensables para navegar por la vida; cosas como juzgar la cuenta de
un almacén, calcular una propina, entender de inversiones, como también
ejercitar el pensamiento lógico.
Lamentablemente, dice, hay estereotipos
culturales muy arraigados en la sociedad, especialmente con respecto a
las niñas y mujeres que supuestamente tienen el cerebro cableado
diferente o que no dominan conceptos abstractos.
Atasco
Sian Beilock explica las repercusiones de estos prejuicios en su libro Choke
(Atasco) en el que describe cómo muchas mujeres se estancan mentalmente
bajo presión y tienen un desempeño pobre en disciplinas numéricas por
estar conscientes del estereotipo.
"La condición refuerza el concepto erróneo de
que no sirven para las matemáticas y se reitera en la transmisión de
ansiedades de maestras y profesoras que también pueden sentirse
inseguras de sus propias capacidades", afirmó la académica.
El estereotipo también acompaña la idea que
ciertos aspectos de femineidad asociados con mujeres van de la mano de
no ser buenas en matemáticas y otras ciencias, algo que afectó a Laura
Overdeck durante su vida estudiantil.
"Ser una mujer a la que le gustaba las matemáticas no convenía mucho socialmente"
Laura Overdeck, creadora de Bedtime Math
"En mi último año, en la clase de física, yo era
la única mujer entre 25 alumnos", recordó. "En ese entonces ser una
mujer a la que le gustaba las matemáticas no convenía mucho
socialmente".
Aunque esa situación continúa, con las
Matemáticas de cuna, Overdeck pretende romper el círculo vicioso en
donde los niños, especialmente las niñas, ya llegan a la escuela odiando
las matemáticas. Sus hijos, dice, son una prueba del éxito.
"Se sienten muy confiados y cómodos con las
matemáticas. No se estancan con los problemas, si no logran resolverlos
de una manera, lo hacen de otra", aseguró.
Empezó a compartir su técnica con vecinos y
amigos hasta que los padres le dijeron que sus niños les exigían más
problemas a la hora de ir a la cama. "Me di cuenta de que los niños
tienen un gran apetito por este tipo de problemas porque lo que aprenden
por fuera es tan estéril e inclinado hacia lo académico", explicó.
"Bedtime Math (Matemáticas de cuna)
tiene mucha energía y travesura y a los niños les encanta", afirmó
añadiendo que su servicio empezó con unas 30 familias y ahora cuenta con
más de 15.000 suscriptores.
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