Tras
la muerte de 19 personas por intoxicación etílica en el país, el
gobierno checo ha lanzado una agresiva cruzada en contra de la venta de
todos los licores que contengan más de 20% de alcohol.
El objetivo es evitar el consumo de
licores -en específico vodka y ron- que fueron introducidos de
contrabando al país y que están contaminados con el químico industrial
metanol.
Se cree que las bebidas fueron vendidas a bajo precio en mercados y quioscos al aire libre.
Desde ahora, la mayoría de las bebidas
alcohólicas -a parte de cerveza y vino- están prohibidas en todos los
puntos de venta, incluyendo restaurantes, bares y hoteles.
Sin embargo, el jefe del sindicato de
productores e importadores de licores, Petr Pavlik, criticó el veto y
aseguró que éste podría alentar el mercado negro, según la agencia de
noticias AFP.
El corresponsal de la BBC en Praga, Rob Cameron,
dijo que es una medida drástica, en un país donde el alcohol se
considera parte de la identidad nacional.
Se trata de la primera medida de este tipo
tomada en el país, considerado por la Organización Mundial de la Salud
(OMS) como el segundo mayor consumidor de alcohol en el mundo.
Aunque aún no hay información de hasta cuándo
durará el veto, fuentes oficiales aseguraron que podría tratarse de
"varias semanas".
Sin precedentes
El ministro de Salud, Leos Heger, dijo que la
prohibición no tiene precedentes, que se hizo efectiva inmediatamente y
se aplicó en todo el país.
"Los operadores de empresas alimentarias y de
bebidas tienen prohibido ofrecer en venta y vender licor que contenga
20% de alcohol y más", anunció en la televisión nacional.
Las muertes comenzaron a registrarse a principio
de mes y ya es considerado el peor caso de intoxicación etílica fatal
en 30 años.
Hasta el momento, la policía checa ha detenido a
10 personas e incautado 5.000 litros de bebidas alcohólicas, así como
etiquetas falsificadas.
Los involucrados están acusados de producir, embotellar y distribuir ilegalmente los licores, además de adulterarlo con metanol.
Ceguera y muerte
Cameron aseguró que a medida que se registran
menos fallecimientos, la atención se ha centrado en intentar salvar a
los que bebieron el alcohol adulterado y en encontrar a los responsables
de haberlo embotellado.
Los investigadores creen que detrás de la
tragedia se encuentran contrabandistas bien organizados, aunque hasta el
momento la gente en la cima de la organización ha eludido la captura.
Mientras tanto, unas 30 personas están siendo
atendidas en el hospital por intoxicación con metanol que puede causar
ceguera o la muerte.
Algunas de las personas hospitalizadas ya han
perdido la vista y otras han sido puestas en estado de coma artificial
por los médicos.
El gobierno de Noruega donó un antídoto llamado
fomepizol y varias cajas de la solución fueron llevados a Praga por el
doctor Knut Erik Hovda, experto en toxinas del Centro Nuclear, Biológica
y Química en Oslo.
Hovda dijo a la BBC que si las víctimas son atendidas a tiempo tienen buenas probabilidades de sobrevivencia.
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