En los últimos años, la industria musical parece
haber estado dominada por mujeres, desde Adele hasta Lagy Gaga, pasando
por Rihanna y Shakira.
Sin embargo, esta prominencia no se refleja del otro lado del estudio de grabación.
Mientras
que George Martin o Pharrell William son productores reconocidos, sólo
tres mujeres, por dar un ejemplo, fueron nominadas en la categoría Mejor
Productor en los Brits o los Grammy.
Ninguna de ellas, tampoco, obtuvo un premio.
La artista estadounidense de origen ruso Regina
Spektor admitió a la BBC -cuando promocionaba su álbum Far en 2009- que
nunca ni siquiera "había visto los nombres" de las mujeres productoras
en la lista de su sello discográfico.
"No se me ocurrió buscar a una", dijo.
Y si lo hizo después tampoco la encontró, ya que
en su último disco, "What We Saw From The Cheap Seats" -que salió este
año-, la única que figura cómo productora en la tapa es ella.
"Es triste", comenta Steve Levine, director del
Gremio de Productores de Música de Reino Unido. "Trabajé una sola vez
con una ingeniera de sonido mujer".
Apasionada desde niña
Pero sí existen. Trina Shoemaker es una de ellas.
"El interés se me despertó cuando era una niña", recuerda. "Escuchaba los discos y estudiaba las tapas".
"Pero no me importaban los músicos, sino cómo
estaba hecho el disco. ¿Por qué se escuchaba de esa manera por los
altavoces?", cuenta Shoemaker.
A los 18 años se fue de su casa directamente a
Los Ángeles. Allí trabajó como recepcionista en una disquera y limpiando
en un estudio de grabación, hasta que consiguió empleo operando un
magnetófono en Nueva Orleans.
"Mi familia no sabía qué estaba haciendo. Pensaban que arreglaba estéreos".
Eventualmente, Shoemaker hizo una pasantía con
Daniel Lanois, quien ayudó a darle forma al sonido de U2 y Brian Eno y,
en 1998, se convirtió en la primera mujer en ganar un Grammy como
ingeniera de sonido.
Cuestión de actitud
"Si son un grupo de hombres, son jóvenes, graciosos y hacen chistes un poco pasados, tienes que ser una mujer que no se horrorice con ese tipo de cosas y que pueda, de hecho, aplastarlos con unas pocas palabras"
Susan Rogers, productora
En la actualidad, Shoemaker trabaja sin cesar como productora. ¿Pero por qué su historia es una excepción?
"Es un profesión renegada, prohibida", explica
Susan Rogers, quien fuera en una ocasión ingeniera de sonido de Prince y
que ahora da clases en el Berklee College of Music, en Boston, EE.UU.
Las mujeres que quieren entrar a este campo se enfrentan "a un club de hombres o a una mentalidad de gremio", dice Rogers.
"Tienes que ser muy arrogante, si no, no tendrás éxito", añade.
Incluso las que tienen éxito deben enfrentar numerosos desafíos.
"Un productor tiene que adoptar una personalidad que se adecue a la banda", explica.
"Si son un grupo de hombres, son jóvenes,
graciosos y hacen chistes un poco pasados, tienes que ser una mujer que
no se horrorice con ese tipo de cosas y que pueda, de hecho, aplastarlos
con unas pocas palabras".
El sexismo puede ser un factor, pero Rogers cree que el problema es más básico.
"El problema, en el fondo, es que las mujeres no están interesadas".
"Ahora estoy enseñado ingeniería y producción, y
también doy clases de psicoacústica y procesos cognitivos en el ámbito
de la música. En las materias de psicología tengo estudiantes de ambos
sexos por igual. Pero en producción e ingeniería, un estudiante de cada
diez es mujer".
Toque femenino
La falta de mujeres parece estar restringida al
rock. En teatro, en Hollywood y en radio hay decenas de productoras e
ingenieras de sonido que son mujeres.
Por citar un ejemplo, el 25% de los ingenieros de sonido en la BBC son de sexo femenino.
"No hay barreras sociales para que una mujer no pueda convertirse en productora discográfica", cree Rogers.
"El obstáculo más difícil de superar es el
biológico. Un hombre puede, técnicamente hablando, reproducirse en su
tiempo de descanso en la oficina. No le lleva un tiempo tan largo, y
tampoco, desde el punto de vista biológico, tiene un impacto tan fuerte.
En el caso de una mujer, sucede exactamente lo contrario".
"Las mujeres que se dedican a esto lo hacen muy
bien hasta que llegan a los 28, 29. Pero luego dicen 'bueno, es hora de
formar una familia'. Yo les digo a mis estudiantes mujeres que lo van a
logar. Me pasó a mí y decidí no tener hijos y no casarme".
Steve Levine espera que más mujeres se atrevan a
convertirse en productoras musicales. En su opinión, las productoras
puedan aportar una nueva dimensión a la música grabada en estudio.
"Son mucho más sensibles a las sutilezas para equilibrar los sonidos".
Y, en opinión de Shoemaker, la situación está mejorando.
"Las mujeres están empezando a entrar en esta
profesión. Quizá deban pasar 20 años hasta que las reconozcan
plenamente. Mira sino lo que pasó con los médicos, ahora están a la
par".
"Espero que para cuando me retire, la situación sea más pareja".
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