Escrito por: Domingo Porfirio Rojas Nina (rojas_nina@hotmail.com) |
Detestable bajo cualquier circunstancia, dolorosa y
sensible, la muerte en Libia, del embajador de los Estados Unidos de
América, Christopher Stevens, y tres funcionarios norteamericanos,
cuando se encontraban de visita en el consulado de allí, con ataque
feroz a dicha legación, bajo el fuego de metrallas y cohetes.
También merece repudio, el atentado contra el presidente somalí,
Hassan Shes Mohamud, saliendo ileso, junto a sus acompañantes en el
hotel Mogadiscio, donde se hospedaba el nuevo mandatario electo de ese
país.
La barbarie terrorista y criminal, jamás dominará los cimientos del
mundo, ni los cinco continentes que conforman la geografía de la
humanidad; jamás la barbarie puede ser el camino de las naciones ni los
pueblos, sino la confraternidad y la paz, como refería el inmenso
Mahatma Gandhi.
El terrorismo, considerado crimen de lesa humanidad, no obstante su
radical compostura, bajo el furor de pasiones injustificables, causantes
de tantas muertes, sangre violencia, odios y maldades, hay que
combatirlo con valor y energía, porque no solo es aberrante y
destructor, sino que intranquiliza la conciencia universal, salvo para
quienes no quieren comprender, que las ideas se combaten con ideas, no
con muertes, opresiones ni actos de barbarie.
Las Naciones Unidas deben estructurar un mayor y eficaz sistema de
procedimiento, reformando su Carta y sus preceptos, y el Consejo de
Seguridad, muy fanatizado, en el cual no tienen participación decisiva
miembros de los pueblos de América, Centroamérica, el Caribe y otras
importantes regiones.
Ya es tiempo, aunque reconocemos que el actual y distinguido
secretario general sustenta acciones e ideas muy saludables al
ordenamiento Internacional, pero es necesario que su preclara
inteligencia, brote y respire tecnicismo a los propósitos de lograr
mayores ideas, firmes y decididas, entre los pueblos del mundo
pertenecientes a ese organismo universal, con menos hambre y miseria,
injusticia, en bien de los millones de hombres, mujeres y niños que
sufren el horrible flagelo de enfermedades, miseria y espanto, muriendo
como inocentes mariposas.
Las Naciones Unidas que el día 24 del próximo mes de octubre,
celebrara un nuevo aniversario de su nacimiento, debe continuar
redoblando esfuerzos en procura de que las normas y preceptos que dieron
origen a tan brillante creación, se cumplan plenamente, así sus
acuerdos respectivos.
Nos unimos al sentir y tristeza de los familiares del embajador, del
Gobierno y el pueblo norteamericano ante esta tragedia que conmueve a
quienes creemos en Dios y luchamos por la libertad.
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