Con tan sólo 11 años, Ezekiel Stoddard fue ordenado
ministro de la iglesia de su familia. Éste es el caso más reciente en
Estados Unidos, un país con una larga historia de niños predicadores.
De pie frente a la congregación, su cabeza apenas visible detrás del atril, está listo para pronunciar su sermón.
Stoddard habla con rapidez e insistencia, e intercala un amén o un aleluya entre vesículo y versículo.
Pese a su corta edad, está vestido como un señorito.
"¿Están listos?", dice a los pocos minutos mirando fijamente a la entusiasmada congregación. "¿Están listos?".
Repite la pregunta cinco veces hasta que exclama a viva voz: "¿Están listos para la resurrección de Cristo?".
Y con esta frase, termina su homilía.
Pero el show continúa: junto a sus hermanos
-Corrine de 15 años, Hezekiah de 13 y Micah de 7-, ordenados en fila de
menor a mayor, Stoddard entona un góspel que acompaña rítmicamente con
el movimiento de su cuerpo.
"Yo vine a verlo y me encantó. Me pareció extraordinario"
Raquel Hall
La música es entretenida y los feligreses de la
Iglesia Misionaria Bautista Centrada en Cristo, en el este de Washington
DC, se suman al canto y la danza.
Luego siguen las bendiciones.
Uno a uno, los miembros de la congregación se
arrodillan y susurran en su oído. Stoddard le ordena al diablo que se
vaya o invoca una sanación.
"Es un joven increíble", dice el reverendo
Hercules S. Jones, quien invitó al niño a predicar en su iglesia. Es
inspirador, agrega.
Y, además, atrae a las masas.
"Yo vine a verlo y me encantó", dice con una sonrisa Raquel Hall, de 39 años. "Me pareció extraordinario".
"Es impresionante", manifiesta Daisy Reed, una
diaconisa de la iglesia que trajo a sus amigas de gimnasia especialmente
para verlo.
Novedad
La madre y el padre de Stoddard son pastores, y
hace dos años fundaron su propia iglesia de paredes blancas, cortinas
rojas, flores y un sistema de sonido tan potente que puedes sentir los
bajos resonando en tu pecho.
Y fue allí que, a principio de este año, su hijo fue ordenado como ministro y su hermano, Hezekiah, como diácono.
"Fue maravilloso", dice Hezekaih, "todo el mundo
nos aplaudía, y cuando nos presentaron ante la multitud, todos se
pusieron de pie y nos ovacionaron".
Micah, de solo 7 años, quiere seguir los pasos de sus hermanos.
Estados Unidos no es el único país en el que
abundan los niños predicadores. Hay muchos en Brasil por ejemplo y, en
Indonesia, hay incluso un controvertido programa de televisión donde
compiten jóvenes predicadores islámicos.
Es probable que este fenómeno comience a darse
con más frecuencia en las confesiones que enfatizan el poder del
Espíritu Santo y alientan la participación, señala Edith Blumhofer,
experta en Historia de la Cristiandad del Wheate College en Illinois.
También es probable que surja en los sectores de la población considerados marginales.
Dinamismo religioso
En la década del 20 y 30 abundaban los niños
pastores, ahora no están surgiendo muchos, afirma Ted Lavigne, un
ministro retirado que está escribiendo un libro sobre el tema.
La mayoría de los niños predicadores que Lavigne encontró durante su investigación son estadounidenses.
"Hay un cierto dinamismo en la religión en
EE.UU. que no tiene paralelo en el resto del mundo, somos un pueblo
incurablemente religioso", explica Randall Blamer, director del
departamento de Religión del Darmouth College, en Reino Unido.
"Creo que el atractivo de los niños pastores está en que son una novedad", agrega.
Por otra parte, las iglesias en Estados Unidos
están muy poco reguladas, casi cualquier persona puede fundar una
iglesia y establecer sus propias reglas.
La iglesia de la familia de Stoddard no está
asociada con ninguna confesión religiosa. Esto les da una independencia
mayor y por tanto no tienen que cumplir con una serie de normas, como
por ejemplo las relativas a la ordenación.
Sin embargo, sus acciones han despertado muchas
críticas. Muchos dicen que los niños de la edad de Ezekiel son muy
jóvenes para ser ordenados y dar sermones, y sacan a relucir casos que
acabaron mal.
Cuando sea grande
Quizá el más dramático sea el de Marjoe Gortner,
un niño predicador que confesó décadas más tarde que nunca había creído
y que sólo desempeñó este rol para satisfacer las exigencias de sus
padres primero y para ganar dinero después.
Uno de los niños pastores más famosos fue en
realidad una niña, Uldine Utley, que ganó fama en los años 20,
ofreciendo sus sermones por todo el país hasta que desapareció de la
vida pública y terminó sus días en una institución mental.
"Como adulta tuvo que luchar mucho porque ya no tenía el mismo encanto", explica Edith Blumhofer.
"Hay una cierta pureza asociada a la infancia. Cuando creció, se volvió menos interesante".
La familia Stoddard tiene plena conciencia de las críticas que les hacen.
"¿Me duele cuando la gente dice algo de mi hijo? Claro, porque antes que nada soy madre", dice Adrienne Smith.
Pero los que lo critican no lo conocen, exclama. Lo estereotipan por que conocen otros casos.
"¿Me duele cuando la gente dice algo de mi hijo? Claro, porque antes que nada soy madre"
Adrienne Smith, madre de Ezekiel Stoddard
Según Smith sus hijos son perfectamente normales y hacen muchas cosas de niños, como nadar, jugar al tenis o andar a caballo.
Ezekiel adora jugar en el jardín y atrapar grillos y lagartijas. Pero también pasa dos horas al día leyendo la Biblia.
Ezekiel Stoddard aún no sabe que quiere ser
cuando sea grande. Dice que aún tiene mucho tiempo para pensar. Pero sí
dice saber qué auto quiere tener.
"Voy a manejar un Corvette o quizá un Chevelle. No me importa qué tipo, sólo sé que será un Chevrolet", explica animadamente.
"Pero", dice poniéndose más serio y filosófico, "lo único que quiero en realidad es estar en este mundo y continuar predicando".
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Tu opinion nos ayuda a crecer