Fue la isla con el primer faro de la costa oeste
estadounidense, construido a mediados del siglo XIX para guiar a los
barcos en el Pacífico. Fue un fuerte con fines defensivos y un centenar
de cañones listos para proteger a California de cualquier ataque
marítimo. Fue también una reserva natural de pelícanos, de los que
heredó el nombre.
Pero la fama de Alcatraz se cimentó en los años
en que este peñasco frente a la bahía de San Francisco, en el norte de
California, albergó una prisión federal de alta seguridad y fue hogar
forzado de algunos de los gansgters más temidos de Estados Unidos.
Entre 1934 y 1963, "La Roca" –como
se la llamó- fue el centro de reclusión modelo al que se trasladaba a
criminales considerados demasiado peligrosos para otras cárceles del
continente, con el fin de enseñarles a comportarse tras las rejas.
Hace 50 años, se dio una de las más famosas
fugas, en parte porque de los tres reclusos nunca volvió a saberse, pero
también porque tras ella, el gobierno estadounidense ordenó el cierre
de la prisión. Sin embargo, la leyenda construida alrededor de sus
celdas continúa alimentándose de las narraciones orales y del cine de
Hollywood.
BBC Mundo le presenta aquí cinco claves para
entender cómo la prisión infame se ha convertido en destino del
peregrinaje para millones de turistas.
Una prisión modelo
Ubicada en un islote árido y rocoso en el
Pacífico Norte, la primera fortificación de Alcatraz fue construida
alrededor de 1850 y usada como prisión militar. Las autoridades
consideraban que su aislamiento era garantía suficiente para coartar
cualquier intento de fuga: imposible llegar vivo a la costa –decían- sin
perecer a causa de las corrientes y las bajas temperaturas de las
aguas.
Hacia 1912, allí se levantaba el edificio de
cemento reforzado más grande del mundo. Pero fue en 1933 que Alcatraz
selló su reputación como una cárcel diferente: se convirtió en "prisión
de prisiones", como la denominó la Oficina Penitenciaria Federal. ¿Qué
significaba esto en la práctica? Que recibiría a la población carcelaria
que resultaba demasiado indisciplinada para otros centros de detención
en Estados Unidos.
Fue, además, un "modelo de prueba" para el
sistema de custodia de 1x3 -un cuidador asignado por cada tres reclusos-
que luego se extendería a otras prisiones federales. Su primer guardián
fue James Johnston, quien considerada la cárcel como un espacio de
disciplina extrema, más que rehabilitación. Bajo su rigor, cada
condenado fue asignado a una celda individual: lejos de ser un lujo, el
confinamiento solitario era un modo de evitar complots y
confabulaciones.
La peor de las reglas en vigor, según se recoge
de las experiencias de sus habitantes, era la de guardar extremo
silencio: los reclusos sólo podían conversar durante los recreos de fin
de semana. Y aquellos que mostraban mala conducta eran enviados al
llamado "Agujero", un espacio subterráneo en el que un castigado podía
pasar semanas enteras.
Criminales temibles
Según la Oficina Federal de Prisiones (BOP, en
inglés), la población carcelaria en Alcatraz se mantuvo siempre por
debajo de la capacidad máxima del recinto. En promedio, albergó entre
260 y 275 prisioneros, apenas 1% del total de reclusos a nivel federal.
Pero fueron los personajes tras las rejas los que ayudaron a cimentar la
leyenda: grandes nombres del crimen organizado en la era de la Gran
Depresión.
El más conocido fue sin dudas Alphonse "Al"
Capone, mafioso y contrabandista líder de una aceitada organización
criminal con base en Chicago. Capone fue enviado a la isla californiana
porque, según las autoridades, su reclusión previa en una cárcel de
Atlanta no había bastado para que dejara de mover los hilos de sus
actividades delincuenciales. Pasó allí poco más de cuatro años, hasta
que fue diagnosticado con sífilis y trasladado a otro centro.
Otro personaje cuya fama trascendió los pasillos
de la prisión fue Robert Stroud, condenado por asesinato. Lo apodaban
"el pajarero de Alcatraz" por su afición a las aves: había tenido varias
en su confinamiento previo en Kansas, pero aquí no estaban permitidas
las mascotas y debió conformarse con despuntar su pasión por la
ornitología en manuscritos autobiográficos.
Alvin Karpowicz, apodado "Creepy Karpis", fue el
"enemigo público número 1" en la lista del FBI en los años '30 y el
preso de más larga estadía en Alcatraz: 25 años y un mes. También
pasaron por estas celdas el gangster George "Machine Gun" Kelly
Barnes y Rafael Cancel Miranda, miembro de Partido Nacionalista de
Puerto Rico y responsable de un ataque armado contra el Capitolio de
Washington en los años '50.
Grandes escapes… frustrados
Los arquitectos pensaron Alcatraz como una
prisión inexpugnable, de cercas electrificadas, alambres de púa y
torretas con custodios armados. Pero nada impidió que decenas de
reclusos intentaran la huida: los registros oficiales dan cuenta de 14
intentos a lo largo de casi tres décadas, que involucraron a 36
personas. Según la BOP, 23 de ellos fueron recapturados, seis murieron
de bala durante la fuga y otros dos, ahogados.
Pero otros cinco jamás fueron hallados: las
autoridades los catalogan de "desaparecidos", aunque los más escépticos
sugieren que podrían haber tenido éxito en sus empresas.
La primera de las fugas orquestadas con ingenio y
osadía se registró en 1936, dos años después de la inauguración de "La
Roca" como prisión federal, y fue un intento rústico y desesperado: un
tal Joe Bowers decidió escalar la pared del presidio y fue baleado por
los guardias al no acatar la orden de descender.
Otros más elaborados ocurrieron a mediados de
los años '40.
El de John Giles, en 1945, fue casi exitoso: con ropas
militares robadas y documentos falsificados, logró abordar una
embarcación militar y llegar al continente, pero a último momento las
autoridades notaron que su uniforme era distinto al de los demás y
procedieron a detenerlo.
En 1946 se frustró la huida más violenta en el
historial del centro: en la llamada "batalla de Alcatraz", seis reclusos
consiguieron armas de fuego, mataron a dos vigilantes e hirieron a
otros 18, pero no lograron escapar.
Los dos últimos intentos tuvieron lugar en 1962 y
sellaron el final de Alcatraz como prisión, hace 50 años: primero, los
reclusos Frank Morris, Clarence y John Anglin huyeron sin dejar rastros,
salvo algunas pertenencias halladas en la cercana Angel Island, y
fueron registrados en los informes como "presuntamente ahogados"; luego,
John Scott y Darl Parker lograron vencer los barrotes y salir por una
cocina en el subsuelo, aunque fueron interceptados en las aguas aledañas
a la isla.
Imagen "hecha en Hollywood"
La representación de Alcatraz en el imaginario
popular ha sido alimentada por las películas de Hollywood, no siempre
fieles a los hechos recogidos por historiadores y documentalistas.
"Alcatraz no fue la 'prisión maldita' de Estados
Unidos que muchos libros y películas retratan. De hecho, muchos
prisioneros consideraban que las condiciones de vida, como el tener
celdas individuales, eran superiores a las de otras prisiones
federales", señaló un portavoz de la BOP.
Una de las más recordadas es "Escape de
Alcatraz" (1979), cinta protagonizada por Clint Eastwood y concentrada
en el anteúltimo intento de fuga, el de Frank Morris y los hermanos
Anglin. La película sugiere que tuvieron éxito en su empresa, aunque no
existen evidencias de que hayan logrado nadar hasta la costa del
continente.
En tanto, la fama del pajarero Stroud se
construyó con la ayuda de un texto biográfico que luego fue llevado al
cine en 1972, con Burt Lancaster en el papel principal. "Murder in The
First", por su parte, presentó al recluso Henri Theodore Young como un
huérfano solitario que cae en prisión por un delito menor, aunque los
relatos de la época señalan que Young tenía muchos crímenes en su haber,
al que luego agregó el asesinato de un compañero de celda.
Más recientemente, la cárcel fue el escenario de
"La roca" (1996), un filme con Nicholas Cage y Sean Connery, de un
videojuego que lleva el nombre del presidio y de la serie de TV
"Alcatraz", estrenada en 2012 pero cancelada tras su primera temporada.
La indignación indígena
Junto a los intentos de fuga, los costos
operativos de Alcatraz forzaron su cierre en 1963: el Departamento de
Justicia calculó que se necesitaba una inversión de US$5 millones para
reparar las instalaciones erosionadas por el salitre, sumada al
presupuesto de casi US$10 al día por cada prisionero, muy por encima del
de otras penitenciarías.
Pero tras su clausura oficial, la isla no
quedaría deshabitada por mucho tiempo: un grupo de activistas indígenas,
reunidos en la organización "Aborígenes de todas las tribus", tomó
control del lugar y se propuso instalar una escuela y centro cultural.
Se atribuían derechos históricos sobre el peñón, donde en el siglo XIX
se había confinado a jefes tribales rebeldes al gobierno estadounidense.
Pero el proyecto estuvo marcado por las
limitaciones económicas –en especial por los altos costos de hacer
llegar provisiones y herramientas a la isla-, por rencillas internas y
un gran incendio de lo que quedaba de las instalaciones, que hicieron
que el presidente Richard Nixon ordenara su desalojo en 1971.
Hoy es uno de los destinos más visitados desde
San Francisco y recibe alrededor de 1,3 millón de turistas al año. Es
además el punto de partida del triatlón anual "Escape de Alcatraz", en
el que cientos de atletas prueban que, con el entrenamiento y el
equipamiento apropiados, es posible salir de la temida isla y llegar
entero a tierra firme.
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