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martes, 16 de agosto de 2011

LOS 275 DE YOLANDA


Autor Lincoln López


Cuando a Yolanda la ascendieron a directora de departamento, luego de once años como profesora, su sueldo mensual pasó a ser de 275. En esas funciones públicas estaría unos treinta años hasta su jubilación.
            En esa escuela trabajaba una tanda, la vespertina. Por lo tanto, podía dedicar parte de su tiempo a su familia y preparar el material docente y otras cotidianidades.

            Vivía sin sobresaltos. No conocía entonces el estrés por razones económicas. Aunque era y es una persona modesta, pero los condiscípulos nos percatábamos de sus nuevos y elegantes vestidos con cierta frecuencia.
            Como amigo personal de la familia supe que la casa pagaba un alquiler de treinta pesos. Las facturas de agua, luz y teléfono rondaban los veinte pesos, y la compra mensual por una cantidad igual, exceptuando el desembolso por cuestiones que se compran en el día a día, digamos otros veinte. A eso le sumamos la ida y vuelta al trabajo en un “carrito de concho” de la ruta A, a diez cheles (centavos) por día laborable, el mes  el transporte costaba diez pesos. Todo esto totalizaba un gasto mensual de ochenta pesos. Pongamos cien.  En consecuencia, tenía una disponibilidad  de ciento cincuenta pesos. Le quedaba más de lo que gastaba. Y eso, sin  contabilizar lo que ganaba el esposo.
Por eso, su hija pudo estudiar y adquirió un título universitario y pudo insertarse en una institución financiera nacional y casarse a los veinticinco años. 
Esos años fueron una especie de “edad dorada”. Los evoca. Es conservadora y cumplidora de la ley. Con razón dice que antes estábamos mejor de ahora.
Ahora la misma casa de alquiler hoy cuesta diez  mil pesos. Agua luz y teléfono unos cinco mil. Toda la compra como diez mil. Por el servicio de transporte pagaría ochocientos pesos. Total unos veinticinco mil pesos. La pregunté a un empleado en el mismo puesto de Yolanda por el monto neto de su salario y es de 7,760.00.
En consecuencia lo que hay es un déficit exactamente de 17,240. Tampoco lo compensa el salario del marido.
Si esa situación la extrapolamos al sector privado, el resultado sería similar con sus honrosas excepciones.
Un poco más del cuarenta por ciento de la población no tuvo tanta “suerte” como Yolanda. Un diez por ciento no tuvo nunca o casi nunca y un diez lo tuvo todo. Aunque el cambio en la sociedad ha sido sorprendente.
Pero, mucha gente ha perdido mucho y poca gente ha ganado mucho. Nos vamos atomizando. Radicalizando.
Creo que no se trata que quitarle a uno para darle al otro. No se trata de desintegrar sino de equilibrar.
Equilibrar los factores económicos, equilibrar las distorsiones educativas, trillar caminos culturales y cultivar los valores. A los cuatro vientos.  La patria es uno de ellos.
Hoy en el  aniversario de  la Restauración de la República con el Grito de Capotillo el 16 de agosto de 1863, este es nuestro deseo de una patria más equilibrada, más armónica  y pensante.



 






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