Autor Fernando Rodríguez Céspedes
Dejar en libertad al
confeso participante en el crimen de Yasmín Valdez de Rodríguez, no obstante
habérsele ocupado el arma homicida, retrae el proceso de investigación al punto
cero y pone en peligro de muerte al único testigo-participante, identificado y atrapado por la Policía.
Si a Edward, delator de
Enyi, lo han tiroteado dos veces, qué no le harían a quien, bajo los efectos
del alcohol, confesó espontáneamente su
participación en el crimen e identificó a quienes les pagaron para que vigilara
y avisara cuando el esposo de Yasmín saliera de la casa para ellos actuar?
La fiscal de Santiago, Yeni
Berenice Reynoso, no está ajena a esta situación y por ello, el esposo de la
occisa, profesor Manuel Rodríguez Bonilla, elevó su queja en una carta pública donde dice estar
consternado porque creyó que con la
captura de Enyi García Rivera, el caso
empezaría a aclararse.
En ese sentido expresó׃ “Al
saber la noticia, he quedado profundamente impactado y desconsolado, pues como víctima
en segundo grado, junto a mis hijos, había abrigado la esperanza de que en esta
ocasión serían apresados y sometidos a la justicia todos los responsables del
horrendo crimen cometido contra mi esposa…”.
La mayor prueba de la participación de Enyi en el crimen, lo
constituye el habérsele ocupado el cuchillo homicida y el que los nombres dados
por él a su esposa, a los testigos y luego a la Policía, coinciden con los
suministrados por Rodríguez Bonilla, hacen 10 meses, a la Fiscal para que
fueran investigados.
Estos son los nombrados Jonathan y José Rubén Matías Infante, nombres ofrecidos,
por escrito a la comisión presidida por Yeni Berenice Reynoso, en carta
entregada el 14 de octubre del 2010 por
el profesor universitario con fines de que fueran investigados junto a otros
posibles participantes.
El nombre de Jonathan encabeza la lista de los individuos
denunciados al fiscal adjunto de Mao,
Nelson Rodríguez, por una vecina que escuchó, pocos minutos después del
crimen, una discusión entre los
homicidas, uno de ellos herido. Ofreció la información bajo absoluta discreción al
temer por su vida.
Por su parte, Matías Infante, quien había estado
preso por robo en el sector escenario del crimen, fue visto sudoroso entre los
curiosos y mandado a retener por el Fiscal Adjunto quien luego le pidió mantenerse localizable para un
posible interrogatorio, a lo que respondió huyendo de Mao.
Al reaparecer estos nombres en boca de un confeso
participante y habérsele ocupado el arma homicida, muchos albergamos la
esperanza de que las investigaciones iban por fin a avanzar, pero vemos con desilusión cómo se suelta a
Enyi, y que se sepa, ni siquiera se
persigue a los otros.
Parecería que hay fuerzas poderosas que se oponen al
esclarecimiento del crimen para que el esposo siga siendo considerado autor del mismo, dando pies a quienes, sin ofrecer un solo
elemento probatorio, difaman y desinforman protegiendo con ello, a los verdaderos asesinos de Yasmín.
Pero, Dios mediante, tarde o temprano la verdad
resplandecerá y…se hará justicia!.
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