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lunes, 26 de octubre de 2009

EL TRABAJO TECNICO.

Por: José Jordi Veras Rodríguez.
Abogado y Comunicador dominicano
Hace poco a un joven conocedor del trabajo de la madera, que popularmente le conocemos como ebanista (por el ébano), que a la vez tiene habilidades para la pintura le buscamos para que realizara un presupuesto para un trabajo en el residencial donde residimos.


Estamos hablando de cerca de tres edificios con lo cual si se acogía el mismo sería un buen trabajo de ganancia para este joven y tenía a su vez la oportunidad de darse a conocer ante los demás residentes de los edificios, o sea, que su mejor propaganda sería su propio trabajo.


Sin embargo, que resultó tuvieron que pasar diez días, solamente para la elaboración del dichoso presupuesto, sobre algo que esa persona se podría ganar un dinero y a la vez, posibles y futuros clientes potenciales que si sumamos la cadena y los clientes, nosotros quedábamos convencidos y satisfechos de su labor, esa corriente “vos populis” entre familias amigos se convertirían en otros aventurados clientes para este trabajador de la madera y la pintura. ¿Qué resultó?


En cualquier ocasión, hubiera podido decirle a los encargados de la Junta del Residencial que optaran por otra persona y que no estaba dispuesto a recomendar el indicado joven. Ahora bien, algo me indujo a conversar con él y expresarle que no entendía como era posible que pudiera desaprovechar tal oportunidad de trabajo y de ganancia en todos los sentidos.


Le indicaba que vivo convencido que los que trabajan con mano de obra y especialmente los técnicos, por ejemplo, el electricista, el plomero, electromecánico, el mecánico, el pintor, el que trabaja madera, entre otros, en este país, pueden vivir con cierta holgura y con dinero para resolver los principales problemas a su familia y hasta poseer inversiones, si usan la cabeza.


Sin embargo, que es lo que sucede en la mayor parte de los casos, que por cierto lamentables en su mayoría, comienzan por aceptar trabajos y labores, que a pesar de tener la capacidad, no la cumplen, no la terminan a tiempo; se comprometen con todo el mundo; ofrecen fechas y horas que no acatan; la informalidad es un factor predominante y terminan siendo del montón que se quejan de todo y que no hay trabajo y que la cosa está dura, claro, pero no son capaces de analizarse por un minuto el método que utilizan para trabajar y conllevar una palabra que es sencilla, simple y tradicional, y queda mucho esfuerzo realizar, que es CUMPLIR.


El joven trabajador luego de que nos entregó el dichoso presupuesto, me expresó la gratitud y pensé y me cuestioné a lo interior, qué si era por el trabajo, y me expresó que más bien era por el consejo y que había llegado en un momento en que pudo comprenderlo.


Es cierto que no vivimos en el paraíso, que tenemos muchos problemas producto de muchas factores que no las analizaré en esta oportunidad porque existe tiempo para ello. Ahora bien, es momento de que todo el que tiene o que Dios le ha brindado la facilidad, aptitud y habilidad, para trabajar con las manos con su capacidad para resolver con sus manos, que aproveche, en este país de ese tipo de técnicos es que carecmos.


Existen muchos abogados, médicos, ingenieros, arquitectos, en fin, profesionales que muchos no están ejerciendo sus carreras, no por que no desean, una gran parte, sino porque no encuentran dónde, no hay demanda. Sin embargo, carecemos de esos que como los mencionados al inicio, que tienen una cantera de ofertas esperándolos, pero no sólo con capacidad, sino también acompañados de responsabilidad, del cumplimiento y del hambre de querer trabajar y hacer las cosas bien.

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