Un Momentito con Miguel
Autor Miguel De Jesús
Locutor y Abogado Dominicano
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Abraza mi cuerpo,
de nuevo siento miedo, hoy atracaron a la vecina saliendo del trabajo y le llevaron los chelitos de la quincena, eso
me ha roto el Alma. Dame un beso que me lleve hasta el infinito, no quiero más
informaciones amargas.
Vuélvete la mejor seductora y cambia el canal de las malas noticias,
hazme volar de los pesares llevándome jadeante en cada galope haciendo que el amor salte de día y de noche. Desnúdate como
la flor, saca de mí la confusión por el derramamiento de sangre inocente.
Que no haga falta
un cielito lindo, que la belleza esté en
la pasión de mujer exquisita hecha a mi medida. Que este canto sea un sueño de
libertad que nos despierte envuelto en la paz de la seguridad.
Que guardias y policías
cambien las armas por flores y al pasearlas por nuestras calles la gente desde
las ventanas contemplen el paso de los soldados del amor. Que los políticos tengan
por discursos poemas de los que abren
puertas y piernas.
Que se modifique
la ley canoníca que obliga al celibato para que Monjas, Sacerdotes y Obispos
tomen de manos ante el mundo sus amores y entre sudores y gemidos de cuerpos excitados exclamen, “una vez más todo está consumado”.
Que las colegialas
como bellezas de la creación den besos a sus novios en horas de recreo, noches
de cine o conciertos de bandas municipales bajo las farolas de parques.
Cambiemos las canciones de muertes por la de vida.
Dame la intensidad
de los secretos de tu cuerpo de hembra que otro canto suena para
nosotros, mientras las autoridades
responsables abren guerra y campaña preventiva para que la población tome
conciencia de un intruso mosquito para que a partir de ahora no nos mate con el Dengue sino que nos mate de
amor.
Mueve tu cuerpo y enrédame
en el vórtice de tus labios entreabiertos a espera de los míos para en ese beso
olvidar el dolor de las familias que el pan de hoy para sus niños no fue servido en la mesa.
Y como estamos
bailando con las luces apagadas, dejame rodar sin previo aviso mis manos por
toda tu espalda para en medio de esa emoción olvidar el dolor del niño cuya única
culpa es haber nacido color negro e hijo de haitianos.
Después de este baile,
sudadita duerme conmigo para que mañana al despertar en mis brazos mi alegría se
eternice en tus ojos y tu satisfacción cobre vida en mi sonrisa. Que ya nadie
se odie, que nos amemos los unos a los otros y ante lo rápida que camina la
mujer a quien escribo estos versos que
no es otra que la vida, pido a todos que también la enamoren, para que juntos bailemos la vida ,como a un bolero .
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