Por José L. Tavárez Henríquez
El 15 de febrero de 2014 la Universidad Autónoma de
Santo Domingo realizará elecciones internas para escoger sus autoridades en
todos los niveles.
En esta ocasión, y por primera vez en el país, se contempla
el uso del voto electrónico, para lo cual está recibiendo asesoramiento y apoyo
técnico de la JCE y del Consejo Nacional Electoral de Venezuela.
Esta novedad ha sido recibida con una mezcla de
entusiasmo y suspicacia por quienes aspiran a las diversas instancias
directivas de la Academia.
En mi caso, que estaré participando como candidato a
dirigir la UASD Recinto Santiago, pienso que el voto electrónico podría
contribuir a facilitar y transparentar el proceso eleccionario, siempre y
cuando vaya acompañado del instructivo adecuado, la motivación y garantía de
diafanidad en cada momento de las elecciones.
Sin embargo me preocupa el cómo se administrarán los
diversos niveles de elección y la participación de un mismo elector en más de
un lugar. A manera de ejemplo, piénsese en una profesora que imparte docencia
en la Sede, en Bonao y en Santiago, algo muy común en la UASD. Ella estará
habilitada para votar por13 candidatos/as en 6 instancias distintas: un/a Rector/a,
cuatro Vicerrectores/as, un/a Decano/a y su Vicedecano/a, Director/a de su
escuela, Director/a y Subdirector/a de Bonao, Director/a General y dos Subdirectores/as
en Santiago.
Como se aprecia, las elecciones en la UASD son
altamente complejas, lo que a su vez genera múltiples inquietudes que
deben ser resueltas, entre ellas las siguientes:
·
¿Podrá la
persona votar desde un solo punto por todos los niveles para los cuales se encuentra habilitada?
·
¿Cómo se
establece la habilitación específica, y solo esas posibilidades a que tiene
derecho?
·
¿Cómo
podrán los/as candidatos/as verificar que en el padrón de su interés están todas
las personas con derecho a votar, pero solo esas?
·
¿Cómo se
garantiza que la votación sea secreta y evitar las manipulaciones de agentes
externos?
·
¿Existiría
el voto observado y en cuáles circunstancias?
·
¿Existe
absoluta garantía de que el sistema sea invulnerable a manipulaciones externas?
·
¿Cómo sería
el escrutinio, quiénes lo harían y dónde se haría?
·
¿Habrá un
control manual del proceso, y de haberlo, cómo se haría?
Estas son algunas de las inquietudes que es necesario
despejar. Confío en la factibilidad técnica de responder a estos
requerimientos; estaría por determinarse si también existe la buena fe, la transparencia,
y la voluntad para cumplir con la tarea de montar un proceso confiable ante los
ojos de la Comunidad Educativa Uasdiana y la sociedad dominicana en general. Me
inclino a pensar que sí podemos.
Nuestro agradecimiento a Oasis Dominicano y al buen amigo Miguel de Jesús por la publicación de esta reflexión sobe el voto electrónico en la UASD.
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