Los equipos de rescate siguen intentando llevar
alimentos, agua y medicamentos a los damnificados y heridos en las
amplísimas zonas afectadas de la provincia de Baluchistán, pero tan solo
10.000 personas han podido ser acogidas en los campos establecidos.
Un portavoz de la Autoridad Provincial de Gestión
de Desastres (PDMA), Saifuramán Khan, declaró esta mañana a Efe que el
número de heridos sobrepasa los 600 y que hay más de 20.000 familias
afectadas, es decir, unas 160.000 personas según su cálculo.
Sin embargo, fuentes del Gobierno regional citadas
hoy por medios locales elevan esta cantidad a 300.000 personas, más
acorde con la afirmación del vicepresidente de la Cámara regional, Mir
Qudus Bizenjo, que notificó que 40.000 casas han quedado derruidas.
Las construcciones con paredes de adobe o de
rudimentario ladrillo mayoritarias en la región, cayeron fácilmente ante
la magnitud del sismo, de 7,7 grados, y las autoridades afirman que en
algunas localidades el 90 % de los inmuebles quedaron en ruinas.
Ante el enorme reto de proveer asistencia a los
damnificados en una zona enorme (el distrito más afectado, Awarán, tiene
21.000 kilómetros cuadrados) y con una red de comunicaciones muy
deficiente, arrecian las quejas por la ineficacia gubernamental.
Baluchistán es la provincia más extensa y también
la que tiene menores índices de desarrollo en todo el país, y, por
ejemplo, la vetusta red de canalización de agua ha quedado segada en
muchos tramos, lo cual ha dejado a miles de personas sin acceso a ella.
El Ejército paquistaní, que en las primeras 24
horas ya desplegó un millar de efectivos para ayudar en las tareas de
rescate, está canalizando buena parte de la ayuda a través de numerosos
convoyes que están llegando desde las ciudades de Quetta y la meridional
Karachi.
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