Por José Checo
Estévez
El autor es analista de televisión.
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Para el
ciudadano preocupado por los acontecimientos económicos, sociales y políticos
del país, constituye un verdadero dolor de cabeza el mantenerse al tanto de los debates, opiniones,
noticias, discursos y comentarios de nuestros actores políticos, líderes
empresariales y grupos representantes de los sectores sociales. Leer los
periódicos, ver la televisión, escuchar la radio, o accesar al Internet, con el
fin de informarse adecuadamente, es una tarea prácticamente imposible por el
cúmulo fantástico de informaciones que circulan diariamente de manera
alucinante.
Si usted es periodista, o sea, alguien
que se supone maneja informaciones de manera profesional, ciñéndose en los
hechos concretos, no basado en los rumores, especulaciones descabelladas, ni en las conjeturas ordinarias de la gente; aplicando
la ética y el buen juicio a la hora de informar o de analizar cuestiones
trascendentales, entonces, ahí es que la pintura es dura. En esa circunstancia
es que la puerca retuerce el rabo, por la gran madeja de intereses que gravitan en los aspectos relevantes de nuestra
sociedad. Es obvio que nos encontramos
en medio de una guerra de informaciones, en la cual se dispara primero y se
pregunta después.
Hacerse una idea realista sobre un tema en
particular, es verdaderamente difícil
por la variedad de opiniones que genera
el mismo. En la república dominicana ha surgido una nueva casta: La de los
todologos. Gente que sabe de energía
cuántica, de astronomía, literatura, historia, geografía, política, arte, deportes, teología,
filosofía, y, si usted los presiona un poquito, son tan competentes, que hasta le hacen un
enjundioso compendio sobre la magia
negra. Así son de versátiles, creativos y agresivos, nuestros analistas y politólogos dominicanos.
Nunca antes nuestro país disfrutó de
tantos cerebros tan lúcidos e iluminados
como en este momento. Tomemos como ejemplo los interactivos que participan en
los programas de radio y televisión. Muchos de ellos son interesantes porque
hablan con datos y autoridad sobre temas
que dominan. Pero en su gran mayoría son
papagayos pagados por los partidos, gente estridente, que viven siquitrillando
reputaciones y desarrollando teorías baratas, perogrulladas que usted encuentra
en un manual sobre escatología.
Estos genios son capaces de descifrar
el enigma inconcluso de la primacía entre el huevo y la gallina. Lo
peor de todo es que esta claque, no
docta, y profundamente fanatizada, que
vive soltando sandeces y desatinos, es aupada y en ocasiones avalada por figuras autorizadas de la
comunicación, tan solo porque conviene a los intereses que representan en ese
momento esos comunicadores . No siempre
la voz del pueblo, es la voz de Dios.
Jehová, es una entidad espiritual justa,
que no defiende causas innobles, y que a pesar de todos los pesares, dice
siempre la verdad. La expresión, ¨Y el
verbo se hizo carne…debería ponernos a pensar cual debe ser el ejercicio o y la
función de la palabra. No podemos decir lo primero que llega a nuestro cerebro
sin ponderarlo previamente. Eso no es inteligente.
Aquí se induce a la gente a pensar y a
actuar en función de la conveniencia de
grupos fácticos. Alguno comentará: ..Como en todas partes. Y yo respondo:
.. Si, pero no de manera tan burda y soez. Los dogmas, si no responden a las nuevas corrientes del
saber humano, son trabas muy dañinas que perjudican el desarrollo humano y
llevan a los pueblos a grandes tragedias sociales. Qué pasó en los Balcanes,
qué ha pasado en Haití, qué nos está pasando a nosotros en el aspecto de la
seguridad ciudadana..? Es necesario responder a esa interrogantes…creo que no.
Definitivamente, no podemos seguir así,
el país anda mal. El barullo es enorme. Altisonante, ensordecedor. Estamos
levantando monumentos a la alcahuetería y a la chismografía barata. Y,
lamentablemente, a nadie parece
importarle el curso que llevamos. Pareciera como si se hubiese abierto la famosa Caja de Pandora. Como si en
un diálogo de sordos, a cada cual sólo
le interesara hablar y no recibir el mensaje de su interlocutor.
Es, como cuenta el pasaje bíblico de la Torre de Babel, donde, por
mandato divino, los hombres de ese tiempo, no podían comunicarse entre sí,
porque hablaban distintos dialectos. Tanto que se habla de educación en esta
parte del mundo, pero todos aspiran a enseñar, nadie quiere hacer el papel de
alumno. Con tanta arrogancia intelectual suelta, no es extraño que haya tantas
divisiones en los partidos, en la iglesia, en los empresarios, en los grupos
sociales reinvidicativos, y hasta en los que propugnan por la unidad de los
dominicanos.
Hay una industria de la comunicación
en nuestro país que se mueve según la corriente de los vientos. Generalmente,
esta gente se atrinchera en grupos de opinión y golpea de manera contundentes a
los sectores que adversan, casi siempre por cuestiones de poder. Para ello
cuentan con la complicidad de los
partidos, corporaciones económicas, sindicatos, federaciones y hasta el
movimiento popular entra en ese juego, cuando le conviene. De por medio está
supuestamente los intereses del pueblo, pero esta es una pantalla, lo que
importa verdaderamente es el palo
periodístico, la algarabía, el prestigio de ver su nombre en boca de
funcionarios atemorizados por una denuncia.
Es por ello que vemos que en el año
discurren temas que son explotados por una o dos semanas. Un mes, dos meses y
hasta más. Todo depende de la resonancia en el pueblo. De la reacción de los
que son afectados. Si hay una respuesta efectiva, que satisface al denunciante, entonces baja la
tensión de la campaña. Pero si el propósito es el chantaje, y tenemos dentro de
la comunicación muy buenos y connotados especialistas en la materia, entonces,
si el monto no cubre las aspiraciones de los apandillados, y maledicientes, el
tema pica y se extiende.
Veamos algunos ejemplos prácticos: La
Sund Land fue objeto de mil y una
interrogantes. Incluso, obligaron al presidente a presidir un almuerzo con
directores de medios, dando las explicaciones de lugar. A pesar de las
aseveraciones del presidente, algunos se dieron a la tarea de cuestionarlo. Todavía hay quienes, por falta de retórica e
inteligencia, acude al estribillo para salir del apuro de la falta de oxigeno
en el cerebro. Otro tema: La Barrick Gold.
Madre mía, cuantas cosas han dicho de esta minera. Yo creo que sí, que provoca
daños al medio ambiente, pero nunca han querido explicar que se trata de una
negociación legal. Que este negocio generará más de cuatro mil millones de
dólares a la nación.
Pero bueno… no voy a seguir
argumentando ni a favor ni en contra de los temas, me limitaré a enumerarlos
para la ilustración de los lectores. La construcción de la cementera del
Grupo Estrella en la cercanía de los Haitises. La Reforma de la Constitución. El
Desfogue de la Presa
de Taveras. El Narcotráfico. El tema de la corrupción administrativa. El
caso Figueroa Agosto. El show de Sobeyda Félix. El Metro. La Gripe Aviar. Los
Apagones. La
Reelección. El Cólera.
El 4% para Educación. La Inseguridad
Ciudadana.
En fin, que el dominicano no tiene
tranquilidad, ni sosiego, este run run mediático, nos acompaña siempre,
siempre. Pero quiero aclarar, no es que me moleste, lo que no soporto es la
falsa pose de algunas figuras que están pintándose de prohombres, de ilustres y
en realidad son unos redomados hipócritas. Llamo a la reflexión a todo aquel
que tome un micrófono en sus manos, a todos aquellos que pueden publicar notas
y escritos en los periódicos…debemos levarles la verdad a las masas.
Sin cortapisas, ni maquillajes, ni obscuros
propósitos. Si nos respetamos como
profesionales, debemos cumplir con ese deber de informar de manera seria, transparente y honorable. Si hay la necesidad
de disentir, hagámoslo con mesura y cortesía. Lo cortés no quita lo valiente.
Mostremos al mundo que nos vamos superando. Una forma de exhibir desarrollo, es siendo elegantes ante los puntos de vista
opuestos. Admiro la vieja flema de los ingleses, ante las provocaciones de
bribones y alcahuetes. Creo que Sir Sherlock Holmes podría si quisiera descubrir donde radica el mal de
nuestros medios de opinión. ¨ Por Supuesto mí Querido Watson, por supuesto…
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