LA NUEVA GENERACION POLITICA DE HAITI DEBE EVITAR UN SALTO AL PASADO
Por Tony Rodríguez
Analista internacional
El intento de elegir un nuevo gobierno en Haití, impulsado por la comunidad internacional, ha generado una nueva crisis política en el pueblo de Toussaint Louverture.
En los últimos 20 años, dos figuras políticas resumen el liderazgo haitiano. Jean Bertrand Aristide, un sacerdote que abandonó el hábito para entregarse a la búsqueda de una solución a los males históricos de la nación más pobre de América, quien en tres ocasiones logró ascender al poder y tantas veces fue víctima de la insostenibilidad de Haití. El otro agente del liderazgo haitiano, es René Preval, un ingeniero agrónomo formado en Bélgica e Italia, que llegó al poder de las manos de Aristide, y en dos ocasiones que ha resultado elegido ha podido completar sus mandatos, aunque sin lograr el propósito de enrumbar a su pueblo hacia la vía de la institucionalidad y el progreso.
Razones del destino. Haití tuvo un año 2010, cargado de problemas, con un terremoto desvastador, una epidemia de cólera, un huracán que revolvió la hojarasca y una nueva crisis política.
Por otras crisis políticas, dos figuras de gran peso fueron a parar al exilio. Jean Claude Duvalier, el heredero de Papa Doc, un hijo que nació dictador y que cargó con todo cuanto pudo al dejar el poder en 1986. El otro exiliado, el ex cura Aristide, con un liderazgo auténtico y la debilidad de cometer errores sistémicos, víctima de la repulsa de la minoría oligárquica haitiana y del poder imperial al que no le ha sido gracioso.
LA NUEVA CRISIS POLITICA
A consecuencia de las elecciones fallidas de noviembre, en el río revuelto tratan de inmiscuirse tanto Duvalier como Aristide, en un momento en que la Constitución Haitiana y el sentido común se oponen.
Preval trata de sobrevivir. Tiene un futuro incierto por no haber producido un relevo político que protegiera sus espaldas. Su yerno, Justine, no tiene la posibilidad de alcanzar el poder, por ahora. Se arma el rejuego, su mueven las fichas del caudillo y el tirano, agitadas por un débil demócrata que no quiere terminar en el exilio ni retirarse con un dejo de impotencia, del que no pudo provocar soluciones ni elevar la moral del pueblo ante los desastres y la incomprensión de los grupos sociales.
SOLUCION POSIBLE
La candidata Myrlande Manigat, fue la ganadora de las elecciones del 28 de noviembre de 2010. Ella no representa el sentir de la mayoría de los haitianos, pero entre más de una docena de candidatos, fue la más votada.
Su triunfo fue amplio y convincente frente a Martelly y Justine, los que siguieron en mayoría de votos. Su derecho a participar en una segunda vuelta electoral nadie lo discute, contrario a lo que ocurre con Justine y Martelly que reclaman el segundo lugar.
Haití está al borde de una revuelta social que puede evitarse, si ocurre un acuerdo entre los que compitieron en la pasada jornada electoral.
Manigat es la ganadora sin discusión, y por lógica, será muy difícil que en una segunda ronda, los seguidores de Justine apoyen a Martelly y viceversa.
Lo prudente y táctico es evitar que los pescadores en río revuelto, Duvalier y Aristide se aprovechen de esta situación. Es mejor que se produzca un acuerdo, en el que se reconozca la victoria de Manigat y se integre un gobierno de unidad nacional en el que participen seguidores de Justine y de Martelly.
La nueva generación política de Haití debe evitar un nuevo salto al pasado.
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