Autor Fernando Rodríguez Cespedes.
Consagrado comunicador maeño
residente en Santo Domingo
El manejo de las investigaciones del asesinato de la joven profesional Yasmίn Valdez de Rodríguez, en su residencia de Mao el 25 de mayo pasado, la dilación de las autoridades para esclarecer el caso y la campaña incriminatoria iniciada desde el mismo dίa del crimen contra el esposo, dan pie a la creencia de que existe una confabulación para presentar “un sospechoso favorito” y proteger a los verdaderos asesinos.
Por otro lado, el degollamiento reciente de una pareja de comerciantes y un niño de 8 años, en Bonao, por un jovenzuelo, y dos cómplices, que según dijo, necesitaba 5 mil pesos, refuerza el criterio de que también el crimen de Yasmίn de cuya casa se sustrajo dinero, prendas y otros artículos, fue motivado por el robo y no por causas pasionales como se pretende hacer creer.
Partiendo de este parangón, habrίa que considerar como una confabulación, no para la ejecución del crimen, sino para proteger a los autores y culpar al esposo, profesor Manuel Rodriguez Bonilla, la actitud del fiscal adjunto, licenciado Nelson Rodrίguez y los difamadores que a coro articularon y mantienen una intensa e infamante campaña en su contra presentándolo como un vulgar criminal.
Esto asί, porque al poco tiempo de llegar al escenario del crimen, el funcionario judicial, sin conocer los bienes que habίan en la casa, expresó frente a los periodistas y curiosos que invadieron la vivienda, su convencimiento de que “no hubo robo” y que ese parecίa “un crimen pasional”, llegando al extremo, de acuerdo a un “programero”, de ordenar a un camarógrafo presente: “apaga la cámara,… él la mató”.
Esa versión fue repetida hasta la saciedad por el referido difamador por radio y televisión y nunca fue desmentido por el fiscal adjunto. Este señor mantiene una sucia campaña de calumnias e infundios contra el viudo que solo puede entenderse a la luz de la existencia del “sicariato moral” puesto al descubierto en el caso de Jordi Veras en Santiago y denunciado por el obispo de la Rosa y Carpio.
Los mismos familiares de la occisa que hasta el dίa del crimen defendían a Rodrίguez Bonilla ante los rumores propiciados por el Fiscal, y ponderaban las excelentes relaciones y buen trato entre éste y Yasmίn, han expresado públicamente, en programas radiales y televisados, que Nelson Rodrίguez y el oficial que le acompañaba, les insistieron en que el esposo fue el asesino.Versión que tampoco ha sido desmentida por el fiscal.
Partiendo de esta situación, la no captura de los autores, y la campaña contra el esposo, se entiende el cambio de actitud de los familiares de la vίctima, la sospechosa visita de los hermanos de Yasmίn al cuartel de la Policίa cuando el viudo estaba detenido, y la actitud amenazante, el dίa siguiente del crimen, de un supuesto primo (pistola al cinto), preguntando que si ese era el “matador”, señalando al esposo presente en el lugar.
A partir del segundo día del crimen, arrancó una campaña acusatoria en algunos medios de radio y TV. de Mao que llegaron al extremo de azuzar a los familiares de la vίctima a “tomarse la justicia en sus manos”. Esto y las expresiones del Fiscal, motivaron la persecución del esposo de parte del padre de la vίctima, oficial retirado de la Policía Nacional y los hermanos, militares activos, obligándolo a salir del pueblo con sus dos pequeños hijos procreados con Yasmίn de 1 y 7 años de edad.
Sin embargo, ni el fiscal de Mao, la Policίa, los familiares de la vίctima, los difamadores, ni la comisión que investiga el caso han podido encontrar, pese a todas las pesquisas e interrogatorios, ningún elemento incriminatorio contra el viudo por lo que sus perseguidores han pretendido dilatar y desviar las investigaciones alegando el supuesto encargo del crimen por “motivos pasionales”.
Aunque ese es un viejo recurso usado para desviar y contaminar investigaciones, como fue denunciado y comprobado en el caso Jordi Veras, parece que todavía hay autoridades que caen en el gancho de distraerse dejando de lado elementos de mayor peso como la denuncia de la señora que dio informaciones precisas sobre el crimen y hasta los nombres de los supuestos asesinos al fiscal adjunto de Mao.
Este elemento tan importante fue, inexplicablemente, ocultado por el licenciado Nelson Rodrίguez, a la comisión de Santiago encabezada por la fiscal Yenny Berenice Reynoso. Incluso silenció la existencia de un sospechoso que fue visto merodeando por el lugar del crimen quien, pese a la advertencia de que se mantuviera en Mao para fines de investigación, salió huyendo de la ciudad.
Mientras las autoridades, dejan de lado elementos como éstos y se concentran en la campaña de infundios montada contra Rodrίguez Bonilla, han pasado 7 meses del horrendo asesinato y pese a los contίnuos reclamos de este, ante las altas instancias policiales y judiciales, aparentemente todo se encuentra en el limbo para estupor del pueblo, dolor y llanto del viudo, los hijos, padres, familiares y amigos de Yasmίn.
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