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lunes, 31 de enero de 2011

FELIZ CUMPLEAÑOS DOÑA FRANCISCA COLÓN

MUJER





Autora Handry Santana



Dedicado a mi madre Francisca Colón, maestra de arte por 35 años, al celebrar su vida de artista y fuente inagotable de inspiración.



Creo haberte escuchado algunas noches, cuando tu vientre abrazaba mi vida que apenas se encendía. Me contaste tus sueños antes de vernos por primera vez, regalándome más de una fantasía.




Fuimos inseparables en mis primeros años. De tu mano aprendí a robarle los colores a la vida. Conquistamos mis mundos y dejamos tus mares atrás. No escuché de tu boca un jamás o imposible. Siempre volando bajo el mismo viento.



Entonces sonaron las campanas, dejé de ser tu pequeña para convertirme en la razón de tus necesidades. Rompimos aquellos acuerdos de no dejarnos cuando mis alas se elevaron erguidas en mi propio espacio. Nos perdimos en carreteras distintas.



Y descendí del universo paralelo que construí, donde tus palabras y preferencias no alcanzaban. Merodeé en los callejones del amor y los amigos, de la felicidad incompleta que tirada en la esquina encontré. Al volver estabas ahí, con tu mirada cabizbaja con temor a los truenos de mi voz esperándome, siempre fiel.



Es tan difícil entenderte mujer. De tus abriles primeros ya ha pasado un buen tiempo. El polvo baña tus turbios recuerdos; pero tú sigues siendo la misma, la niña atrapada en un cuerpo de seis décadas de dicha y suplicio.



Tu caballera salpicada de blanco, cuenta de tus años, del desengaño. Dice que no has vivido tanto, porque “el tanto” que has vivido lo escribiste a tu manera con las enfermedades que apasionan tus tardes y el deseo permanente de ser consentida.



¡Mujer de hierro! Caprichosa empedernida. Eres la amiga sin condiciones que no deja ausencias. Eres la canción perfecta para saberse querido.



El rostro en el espejo ya te es ajeno. Las fotos que guardamos de tu brillante belleza te asustan. No deberías dejar que las hojas secas caigan en tus sonrisas. Tus latidos tocan sin miedo las montañas, para bajar con frenesí en los raudales de tu fuerza contagiosa.



Como el viento que captura ideas en las orillas de cualquier parte arrastras a los océanos perturbadores tus creaciones indómitas.



No he sido la hija que inclina la cabeza para una bendición, ni la suplica callada de un beso en la frente; pero te amo en tus formas difíciles de entender. He estado y estaré en las sombras que habitan tras tus pasos, pendiente que nada te falte, que nadie te hiera.



Escudo de mis conquistas, lazarillo de mis pasos. Quiero regalarte las letras infinitas que nunca alcancé a escribirte. No tengo temor a volver al regazo de tus dominios, donde plácidamente fui plena y completa.

1 comentario:

  1. QUE HERMOSA POESIA PARA UNA MADRE FELICITO A DOÑA FRANCISCA Y SU HIJA HANDRY POR TANTO TALENTO.

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