Por José Checo Estévez.
El autor es comentarista de
televisión.
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Este clima de incertidumbre que vive la
nación, ha sido propiciado por los
mismos sectores oscuros que se benefician del caos institucional, para, en medio del desorden, pescar en el río
revuelto y sacar ganancias de pescadores.
A estos señores de la sombra, no les
interesa un ente pensante, digno, crítico, asertivo y que se rija por un código
moral. Un hombre o mujer de estirpe, con valores y una personalidad definida, no
sirve a sus despropósitos, por cuanto no es manejable, ni entra en componendas
de aposentos.
No hay forma de proponerle apandillarse en
contra de terceros, ni negocios asquerosos en contra de la nación. Y no estoy
hablando de lavado de activos, hay mil formas de hacerse rico cuando se habla
de corrupción. Pero, lamentablemente, quedan pocas personas con estas
condiciones de reciedumbre moral.
Es más, voy a decirlo: Hay quienes
pretenden ser apologistas, se cubren con el manto sagrado de la religión y
desde un púlpito, hablan de Dios, de su hijo Jesús y su ejemplo de vida, pero
su corazón está lleno de engaño, esos falsos profetas no resisten el menor escrutinio de su conducta privada. Por
eso asistimos impávidos ante casos de pedofilia y estafas millonarias, que
comprometen y ponen en entredicho la
imagen de la Iglesia Católica y la de
Apóstoles Evangélicos en todo el mundo.
Pero lo mismo sucede en los negocios, la
comunicación, la política, el arte, los deportes. Es un mundo enfermo, nadie
sabe en que creer, ni en que apoyarse en el plano moral y espiritual. Nuestro
cuerpo social, está gravemente enfermo. Nuestra democracia también. Por eso
creo firmemente que los que hacemos comunicación, tenemos una sagrada misión:
Explicar con claridad y sinceridad estos fenómenos sociales, sin dejarnos
malear por intereses espurios, cueste lo que cueste. Si queremos tomar como
ejemplo un paradigma, entonces tomemos como modelo a Julián Assange, el
presidente de Wikileaks.
Alguien dijo en una ocasión que la calidad
de un sistema democrático depende mucho del nivel de desarrollo de sus fuerzas
productivas. El licenciado Lisandro Macarrulla, saliente presidente del Consejo
Nacional de la Empresa
Privada , CONEP, acaba
de plantear en un documento público, los
retos que tiene de frente el país para salir adelante en su proceso de
desarrollo. Uno de los aspectos dañinos
–según lo planteado- lo constituye el clientelismo político. Otro factor
importante, la educación y, por supuesto, el problema energético. Y yo agregaría
también la inmigración haitiana y su secuela negativa en muchos órdenes,
incluyendo la salud.
Para algunos analistas y críticos del país, en estos puntos están presentes los
temas y discursos de los políticos del patio. Nada nuevo bajo el sol. Incluso,
esos críticos, fueron más lejos, puesto que afirmaron que en los diálogos,
conclaves y actividades con el presidente Leonel Fernández, la dirigencia del
empresariado sólo se ha preocupado por exigir privilegios para el sector, pero
que no les interesa el avance institucional, la transparencia, o el aspecto de
la reelección, sólo las ventajas económicas del momento. Alguien comentó que
esa actitud estaba dada por sus perezas en liquidar las mercancías en aduanas e
impuestos internos.
Así no actúa una clase gobernante, cuando es
fuerte y consciente de su deber como
ente de progreso y empuje de la rueda de
la historia. Es por ello que vuelvo a insistir, que la nación está hasta la
coronilla de discursos vacuos e improductivos y que nadie parece darse cuenta
de que necesitamos atajar el crecimiento de este monstruo de siete cabezas que es el
narcotráfico y la delincuencia barrial y rural que se deriva de él.
No es verdad que con el encierro de
José David Figueroa Agosto (Junior Capsula) y la camarilla de socios
dominicanos que lo acompañaban, nuestros problemas terminaron. Tampoco por
el esclarecimiento del caso Paya, se van a acabar
los actos de violencia armada. Si no podemos aumentarles los
salarios a nuestros guardias y policías, no estaremos nunca seguros en ninguna
parte. En esa situación se cuece un caldo de cultivo que no presagia nada
bueno.
No hay que ser sociólogo, economista o
politólogo para entender el drama que vive el sector de las fuerzas armadas y
la policía nacional. La calidad de una democracia está en correlación directa
con el nivel de vida de los cuidadnos
cobijados bajo este ordenamiento social. Mijail Gobarchev, en su Perestroika, describe
muy bien como el sistema socialista se vino abajo cuando no fue capaz de sustentar
abrigo y alimento para los rusos.
En esta parte del mundo occidental, la
gran mayoría de las naciones americanas han abrazado esta modalidad
institucional para regirse y conseguir
objetivos comunes para sus habitantes.
Con una historia accidentada, este
continente ha visto como la democracia ha perdido muchas veces su libre
albedrío y ha sucumbido ante la fuerza de naciones más poderosas que han
mancillado su soberanía o ante el yugo de dictadores ocasionales, como
Trujillo, Somoza, Jorge Videla, Pinilla, Gómez,
Pinochet, y muchos otros, quienes a sangre y fuego, han anulado el Estado de Derecho de estas naciones, conculcando las libertades y
garantías ciudadanas.
Pero a nosotros nos interesa destacar
y analizar el estado y desarrollo de nuestra Democracia, la cual si bien es
imperfecta y está establecida para mantener el status quo, y donde precisamente
por eso, hay grandes tensiones sociales, debido a cómo se reparten las riquezas producto del
trabajo y la explotación de nuestros recurso naturales, se advierte sin embrago,
una corriente, un movimiento lento de los que son los sectores fácticos, para mejorar el nivel de
vida de los dominicanos y dominicanas. Más le vale, porque la paciencia de los
pueblos tiene un límite…
Esto no es fortuito, obedece a un factor
fundamental: el desarrollo y acumulación de grandes recursos económicos en
poder de pocos, los cuales de mantenerse el actual estado de inequidad, estatal
y privado, constituye un alto riesgo para la estabilidad económica, social y
política de la republica dominicana. De ahí la aprobación de una carta
sustantiva garantista de más libertades públicas. De programas estatales que protegen grandes
segmentos sociales que viven por debajo de la línea de la pobreza.
De una mayor intervención del gran
capital privado en eventos altruistas
como son: a) donaciones de equipos a la policía nacional, b) construcciones de
acueductos a municipios sin ese servicio, c) colaboraciones con entidades
deportivas a los fines de que nuestros
jóvenes, el sector más propenso a la protesta y a la rebeldía, se mantengan
ocupados en actividades sanas. d) De
donaciones de miles de computadoras y construcción de centros informáticos con
el objetivo de cerrar la brecha digital entre nosotros y los países desarrollados.
Es una forma de distender el panorama
del país, de bajar la presión social, mediante
estas inversiones estatales y filantrópicas
de los sectores de poder.
Aunque en nuestra constitución se
establece claramente que nuestro Estado descansa sobre un equilibrio de tres
poderes, a saber: Legislativo, Judicial y Ejecutivo, hay que destacar que el
Ejecutivo, ha sido determinante a la hora de la verdad. Por algo la Constitución
establece que el presidente es el
comandante en jefe de las fuerzas armadas y la policía nacional. Sin estos
poderes, no hay estado soberano. Es innegable que este es un país presidencialista y quien
ostenta esa función, no sólo en república dominicana, sino en cualquier parte
del mundo, ejerce una autoridad cercana
a la de un monarca absoluto, a la de un Dios terrenal.
Por eso creo, que aunque nuestro actual presidente es un hombre civilista, y que ha
tratado de mantenerse apegado a su canon presidencial, dejando que sus
ministros ejecuten los programas del gobierno, esta manera de gobernar tan democrática y civilizada, no
va a tono con la conducta de grandes
núcleos poblacionales, entregados a la indisciplina y al desorden, pero también
con la forma de actuar de gente de
poder, que cegados por la ambición, asumen actitudes negativas a la sombra de
funcionarios irresponsables, que, al no tener una supervisón efectiva, empañan
la imagen del gobierno.
Y destaco este comentario, no porque lo digan y repitan hasta el cansancio
algunas voces atrincheradas en espacios de opinión, quienes más que
comunicadores, parecen metralletas antiaéreas con visor infrarrojo, que les disparan a todo lo que se mueve. Este grupo se cree el Alter Ego del pueblo y
vive a diario pontificándole a todo el mundo sobre el bien y el mal. Pero lo
malo es que lo hacen disfrazados de piratas, cojeando con una pata de palo, con un parche en el ojo y usando patente de corso de grupos politiqueros. Estos
simuladores, venden sus opiniones
interesadas al mejor postor.
Pero no todo que dicen es falso, y por
eso digo, que ciertamente, el presidente Fernández pretende ser muy institucionalita
y no desea inmiscuirse en detalles
nimios que deben ser resueltos en las instancias inferiores. Pero resulta
que hay una realidad y una percepción.
Para una parte de la población, el presidente peca por omisión, al no sancionar
con el peso de su liderazgo, a esos desaprensivos que, a sus espaldas, a pesar de la crisis del
gobierno, de la mala situación de las finanzas del país, tratan de lucrarse por
medios ilícitos.
Deseo que este nuevo año, nuestro
presidente, con renovados bríos, tal como lo hacía al principio de su primer
mandato, se desmonte de su pipeta para ver de cerca las condiciones de atraso
de algunas obras. Especialmente carreteras. Que se preocupe y pregunte
directamente por la cancelación injusta de algún miembro del partido. Su
partido. Que llame a la instancia de lugar cuando se presente tardanza de pagos
a los envejecientes pensionados.
Que
aunque parezca un tanto populista, visite los hospitales de niños, los
asilos y las canchas deportivas. Que cancele sin misericordia al funcionario
abusador que meta las manos en Erario de la nación. Y que, si mediante un
Referéndum debe aceptar la reelección, que no le tiemble el pulso y acepte el
reto. Porque si lo decide el pueblo, entonces esa delegación de poder, sí es
democrática y está por encima de cualquier otra instancia. Ese el Leonel que
aspiro en el 2011…
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