EL SERVICIO

CULTURA VIVA

Autor  Lincoln López

Actual Director del Gran Teatro Regional del Cibao

Vive en el lugar más estrecho, oscuro, menos ventilado y discriminado de la casa. Allá atrás, al fondo a la derecha. Cerca de los servicios para lavados de ropa y de los detergentes.



Respira a escasas pulgadas de un sanitario y a escasos centímetros del baño. Un tubo atravesado por cualquier parte sirve para colgar su escaso vestuario protegido por alguna improvisada cortina plástica.

Sus manos mantienen la higiene de todos los baños, y por supuesto, el de toda la casa o apartamento, pero es una rareza extrema que haya usado una vez en su vida el de “los dueños” o el llamado baño principal.

Sus manos preparan sanas y nutritivas comidas, tanto las habituales como los excepcionales y ricos manjares. Los niños de la casa se han acostumbrado al sabor inconfundible de su comida; cuando están lejos de casa, la añoran, pero no puede comer, ni desayunar ni cenar en la mesa junto a otros seres humanos, por el contrario, muchas veces una mano sirve de mesa mientras la otra sostiene una pieza llamada cuchara, va alternando la ingesta con la llamada permanente de un “por favor, páseme esto, por favor, pásame aquello…Muchas veces sin por favor y sin muchas gracias.

Sus derechos como trabajadora están consignados en el Código que define “como trabajadores domésticos a aquellos que se dedican de modo exclusivo y en forma habitual y continua a labores de cocina, aseo, asistencia y demás, propias de un hogar, que no importen lucro para el empleador”. Luego el legislador dice que “el trabajo de los domésticos no se sujeta a ningún horario, aunque deben tener un descanso diario ininterrumpido de nueve horas por los menos y un descanso semanal de 36 horas sin interrupción.

Su valor en el mercado es difuso y dependiendo de varios factores: los niveles económicos de los empleadores, sus niveles de conciencia, la edad del trabajador, su procedencia. Y se desecha sin ningún tipo de protección social cuando se acerca el final de vida útil y empieza a dar señales de mala salud. Es tiempo para que la familia de esa trabajadora se la lleve y se haga cargo de ella.

Mientras teorizamos, progresamos y veraneamos anualmente, a la mayoría se las explota, las agreden física y verbalmente en sus respectivos trabajos. Se encuentran entre las “130 millones de niñas y mujeres en todo el mundo son sometidas a la Mutilación genital femenina (MGF)”.

Criollas y extranjeras han sido en más de una ocasión, campo anónimo de experimentación sexual de todos los varones de la casa, empezando por el don.

Generalmente es la primera sospechosa cuando se “pierde” algo en la casa, al margen de ciertas desviaciones conductuales de los hijos.

Aunque algunos le profesan cariño verdadero, casi siempre no la conocen por su nombre de pila, más bien la llaman Negra, Nana, Tata, Toña, Cachifa, Mecho, Chucha…

Ella puede ser la mujer de un guardia pero difícilmente la mujer de un oficial, y por lo tanto, no tendrá “un coronel que la escriba”.