Por Tahira Vargas
La niñez vivida desde la pobreza es muy diferente a la que se vive desde hogares con medianos y altos ingresos. La vulnerabilidad se muestra en múltiples formas, algunas de ellas son:
a) Desprotección e Inseguridad. La población infantil que vive en condiciones de pobreza no está protegida. Su vida se encuentra permanentemente en riesgo. Puede ser víctima de una “mala mirada” como la que generó que un agente de la DNCD baleara una niña en San Carlos porque “lo miró” en un allanamiento. O el caso del limpiabota en Capotillo que fue baleado por la policía.
b) Limitaciones en su acceso al juego. El juego es una de las actividades fundamentales para el desarrollo infantil sano. Niños y niñas en estratos pobres tienen que asumir responsabilidades en el hogar como: cuidado de hermanitos, cocinar, limpiar, trabajar en el conuco o vendiendo en la calle. Estas responsabilidades limitan sus posibilidades de recreación y juego. El trabajo infantil se convierte en muchos casos para niños y niñas su única opción para comer “algo” de vez en cuando.
c) Inseguridad en el acceso a servicios de salud. Niños y niñas en condiciones de pobreza son los que más sufren de enfermedades generadas por las precariedades en las condiciones de higiene y salubridad fruto de la marginalidad. Igualmente de la exclusión en el acceso a servicios de salud con calidad y eficiencia, deben asistir a hospitales sin medicinas, sin equipos y sin ambulancias, no tienen otra opción.
d) Violación de sus derechos de acceso a una educación de calidad. La población infantil de estratos pobres asiste a los centros educativos públicos en los que no recibe una educación de calidad. Su permanencia allí es insegura, están expuestos a la expulsión por ser repitentes, por sobreedad o por múltiples razones muchas veces vinculadas a su apariencia física o por estar embarazadas (niñas). Esta población sufre la negación de su derecho a educarse en condiciones de igualdad al resto de la población infantil del país, el estado no asume la educación como una prioridad. Además es víctima de violencia en el aula por maestros, directores de centros y sus propios compañeros.
e) Falta de acceso a oportunidades de desarrollo artístico. La población infantil de barrios y comunidades rurales no tiene acceso al desarrollo de sus destrezas de expresión artística. No existen escuelas públicas de música, pintura, escultura, danza ni teatro en estas comunidades. En visitas de campo se destaca que han desaparecido las bandas de música, las escuelas municipales de música e igual con las de bellas artes. El estado no está invirtiendo en una oferta artística municipal, ni comunitaria, ni barrial.
f) Una niñez sin educación física y sin deportes. La realización de actividades deportivas es un privilegio de las clases medias que pueden costearle a sus hijos clases de natación, futbol, tae kwan do, basket, béisbol u otros deportes. En los barrios y comunidades no hay complejos deportivos que ofrezcan clases para la población infantil a penas se encuentran canchas improvisadas por los mismos jóvenes en los barrios.
La población infantil de hogares pobres y muy pobres es el grupo más vulnerable en nuestra sociedad. Se le ha negado su acceso al desarrollo de capacidades y por tanto el ejercicio pleno de sus derechos. No existen políticas sociales dedicadas a la niñez y a su pleno desarrollo con una oferta artística, deportiva, de educación de calidad y recreativa.
Si las políticas sociales que se desarrollan no apuntan a la erradicación del ciclo de pobreza, no hay un impacto efectivo en la erradicación del trabajo infantil y la exclusión de la niñez. Estos elementos se plantean en el estudio de “Política Social: capacidades y derechos” realizados por el PNUD-ODH-SEEPYD.
Una sociedad con una niñez sin acceso a su desarrollo humano, no progresa. El progreso está en las personas, en su mejora de su calidad de vida y de su desarrollo integral no en asfalto, metros ni elevados. Una niñez que se mantenga vulnerable y en riesgo acrecienta la población en redes delictivas y con ello la inseguridad.
•La autora es antropóloga dominicana. Investigadora de la vida en los barrios populares.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Tu opinion nos ayuda a crecer