"Los chicos tenemos derecho a una mamá y un papá", fue la consigna. Detrás de ella se embanderaron miles de argentinos, que el martes se manifestaron en contra del proyecto de ley de matrimonio homosexual.
En una noche helada en Buenos Aires, la marcha tiñó la céntrica plaza del Congreso de naranja, el color de la convocatoria, justo frente al edificio legislativo donde, apenas horas después, se debatirá el proyecto de ley de casamiento para parejas del mismo sexo.
Los organizadores estimaron unos 100.000 asistentes, aunque la prensa afirmó que rondaron los 50.000.
Planeada por organizaciones católicas y evangélicas, y apoyada por practicantes de otros credos, la reunión fue escenario de duras críticas a la norma, que, desde mayo pasado, cuenta con media sanción de Diputados y contempla el derecho de adopción, tal como se aplica a los matrimonios heterosexuales.
"Distinguir no es discriminar… aprobar el matrimonio homosexual es un retroceso antropológico", expresó el arzobispo de Buenos Aires, cardenal Jorge Bergoglio, la "figura fuerte" de la marcha. Aunque no estuvo presente en la plaza, sus palabras llegaron a través de una carta leída desde los micrófonos.
Voces naranjas
Las entidades organizadoras destacaron que buscaban defender la idea de la unión matrimonial heterosexual como la única válida, aunque sin "confrontar con la comunidad homosexual".
"Hay que hacer saber a los senadores que este es el pensamiento del pueblo", dijo Alfredo Vittolo.
"Entendemos que hay libertades y prerrogativas ante la ley que ellos reclaman y deben ser atendidas, como compartir obra social o tener derecho a la herencia. Pero nos oponemos a que, en el avance a sus libertades, se lesionen otras libertades y derechos, como los del niño a tener mamá y papá", le dijo a BBC Mundo Gastón Bruno, vicepresidente de la Alianza Cristiana de Iglesias Evangélicas (Aciera), uno de los grupos convocantes.
Entre los manifestantes, las consignas religiosas se mezclaron con argumentos legales y alusiones a un "orden natural" de las sociedades a la hora de justificar las adhesiones.
"La naturaleza es sabia, y la naturaleza dispuso que los niños tengan un mamá y un papá, no es ni la Iglesia ni yo ni los políticos", opinó ante BBC Mundo María Celene Vila, de 34 años.
"Queremos que no puedan adoptar hijos y que haya una mamá y un papá porque así lo dijo Dios", expresó Máximo Felgueras, de 10 años, mientras sostenía en alto un cartel por "Mi derecho" con un dibujo infantil de una familia tradicional.
"Es importante venir porque hay que hacer saber a los senadores que este es el pensamiento del pueblo", acotó Alfredo Vittolo, presente en la plaza con su esposa e hijos, todos vestidos de naranja.
En este sentido, muchos críticos leyeron la convocatoria como un "modo indecoroso" de ejercer presión sobre los senadores, de cara al debate que tendrá lugar el miércoles.
Otros cuestionaron el reparto de panfletos con estadísticas sobre la presunta promiscuidad de las parejas del mismo sexo y con leyendas sobre la homosexualidad como una enfermedad, por considerarlos discriminatorios.
Fuerzas laicas
La Iglesia católica, ampliamente mayoritaria en Argentina, tuvo en los laicos a una fuerza movilizadora de la "cruzada naranja".
La naturaleza es sabia, y la naturaleza dispuso que los niños tengan un mamá y un papá, no es ni la Iglesia ni yo ni los políticos
María Celene
Fue el Departamento de Laicos de la Conferencia Episcopal Argentina (Deplai) el que llamó a salir a las calles después de que, en las últimas semanas, sus representantes subieran a los púlpitos de las iglesias para leer su propuesta ante los fieles en misas.
También la Alianza Cristiana de Iglesias Evangélicas (Aciera) y la Federación Confraternidad Evangélica Pentecostal (Fecep) anotaron sus nombres entre los organizadores. Desde el judaísmo, los referentes ortodoxos sumaron sus críticas, aunque sectores más moderados apoyaron la propuesta de ley.
Los grupos religiosos conservadores alegan los intereses de los niños en su rechazo a la ley: el "derecho inalienable" –dicen- de nacer y crecer en lo que definen como "el ambiente natural del matrimonio" heterosexual.
Mucho ruido
En tanto, a pocas cuadras del Congreso y junto al emblemático Obelisco, otros grupos de la sociedad civil convocaron a una "contramarcha", que se multiplicó en varias esquinas de la ciudad.
La bautizaron "Ruidazo" y pidieron a los asistentes que llevaran cacerolas, matracas, vuvuzelas o "lo que tengan" para hacerse oír. Fue media hora de bulla metálica que compitió con el ruido del tránsito porteño.
"Somos minoría pero es una manera de demostrar que estamos", dijeron los defensores de la ley.
"Fue una estrategia para intentar desviar la atención de los medios y la gente de la propuesta de los grupos ultra religiosos. Nosotros somos minoría pero es una manera de demostrar que estamos y que respondemos a esta agresión eclesiástica", explicó a BBC Mundo Rafael Preda, portavoz de la Sociedad de Integración Gay Lésbica Argentina (Sigla).
Aunque eran muchos menos, los manifestantes formaron una marea de banderas arco iris, emblema universal del movimiento gay, y cantaron y bailaron bajo las consignas de "Sí a la ley de la igualdad" y "Modificación del Código Civil ya".
La convocatoria también incluyó la distribución de volantes sobre "la necesidad de lograr los mismos derechos con los mismos nombres" para lograr un "país inclusivo y sin discriminación".
Polarización
En los días previos al debate senatorial, la controvertida norma del matrimonio gay ahondó las distancias entre la Iglesia y el gobierno nacional.
Según una carta distribuida por el cardenal Bergoglio a sus sacerdotes, la propuesta de ley "es la pretensión destructiva del plan de Dios". Otros obispos, en tanto, se refirieron a ella como una "guerra" contra el sustrato cristiano del pueblo.
Es muy preocupante escuchar expresiones como "guerra de Dios", "proyectos del demonio" y cosas que realmente remiten a tiempos de la Inquisición, a tiempos medievales.
Cristina Fernández, presidenta de Argentina
Desde China, donde se encuentra en visita oficial, la presidenta Cristina Fernández se mostró consternada por la seguidilla de declaraciones.
"Es muy preocupante escuchar expresiones como "guerra de Dios", "proyectos del demonio" y cosas que realmente remiten a tiempos de la Inquisición, a tiempos medievales", sostuvo la mandataria.
Muchos, sin embargo, criticaron al oficialismo por adueñarse de la propuesta de ley y defenderla consistentemente con fines políticos, los de atraer a sus filas a los ciudadanos de pensamiento progresista.
En unas pocas horas, la disputa socio-política cobrará forma de discusión legislativa. Y todo indica que los cruces y enfrentamientos en el recinto el Senado serán del mismo tenor que los que envuelven a toda la sociedad.
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