Javier Valdivia
San Juan, Puerto Rico
Vestido con un traje entero color caki y unos zapatos de goma, José David Figueroa Agosto tuvo tiempo para decirle adiós a sus hijos llevándose las manos esposadas a los labios, justo cuando dejaba el tribunal lejos como estaba del ostentoso lujo del que se rodeó durante años manejando una red de narcotráfico y lavando dinero en Santo Domingo.
Sereno en todo momento, con el rostro iluminado de un galán de cine y el cuerpo bien formado de un atleta, hasta le salió sonreírle a la fiscal que lleva su caso y al magistrado que finalmente decidió dejarlo preso.
“Los amo”, se le vio decir mientras miraba a su familia.
El hombre más buscado en República Dominicana llegó a la Corte Federal ala 1:35 de la tarde. El magistrado Justo Arenas, jovial pero firme a la hora de dictar sentencia, lo esperaba en el estrado en el momento en que el martilleo de una construcción cercana retumbaba en aquel recinto opaco, tan lleno de gente como de aire solemne.
Figueroa Agosto no se sentó durante los quince minutos que duró la vista de comparecencia inicial. Estuvo todo el tiempo frente al magistrado, flanqueado por sus dos abogados: uno anciano, Fernando Carlo, con una reputación que se le notaba en su atuendo impecable; el otro mucho más joven, Alex Omar Rosa, menudo y con barba, camino a ser como el primero.
En una banca, atrás, a la izquierda del estrado, otro anciano de ojos buenos, de vestir simple y que llegó temprano, oía con atención casi militar cada palabra que salía de boca del magistrado.
Era el padre de Figueroa Agosto, sentado al lado de sus nietos, dos muchachos que no pasan de los 18, y de una señora que aparentaba ser la madre de ambos por el tremendo parecido.
El acusado pide que la vista se haga en español y se pone unos audífonos. “Tengo 46 años... Dos años de universidad... No consumo drogas salvo lo que me han medicado en el Centro...”, responde una a una las preguntas que le va haciendo el magistrado. Afuera, una lluvia persistente moja la estructura gris de la Corte Federal.
Figueroa Agosto no tiene cara de derrota, al contrario, se diría que es casi de triunfalismo. Hubiera sido como verlo subir a un escenario, de no ser por las cadenas que dificultan su marcha.
Luego se fue tras escuchar la sentencia; habló con sus abogados y bromeó no se sabe qué con ellos. Saludó de lejos a sus hijos y salió de la corte custodiado por agentes federales.
Solo una persona no parecía satisfecha: el padre del acusado. En el laberinto de pasillos de la Corte alguien le preguntó cómo se sentía.
“Bien”, dijo casi sin ganas, pero otra pregunta hecha pocos minutos antes de que se perdiera silenciosamente entre la lluvia estival del trópico y el paso sereno de sus años, la contestó con un inocultable brillo de tristeza en la mirada: –¿Usted cree que su hijo es inocente?, fue la pregunta. –Eso espero, dijo.
SUS ESCAPES EN PUERTO RICO Y EN EL PAÍSEN LA RD CREÓ UNA ESTRUCTURA DE CRIMEN
Figueroa Agosto escapó en 1999 de la cárcel de máxima seguridad de Ríos Piedras, en Puerto Rico, donde cumplía una condena de 209 años por narcotráfico y otros delitos.
Tras crear en la República Dominicana una estructura criminal de narcotráfico, lavado de activos y sicariato escapó de una persecución de agentes de la DNCD enun negocio de comida en la avenida 27 de Febrero de la capital.
En el país se le incautaron viviendas y vehículos de lujo, fincas y US$4.6 millones de dólares. En el país utilizó por lo menos cuatro identidades para evadirse de la justicia.
Tras escapar, se desató aquí una serie de asesinatos de personas vinculadas a su red, los cuales fueron atribuidas a órdenes de él.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Tu opinion nos ayuda a crecer