La escuela Perdón y Reconciliación (ESPERE), del Centro Fe y Cultura “Roberto Belarminio” de Santiago que dirige la Compaña de Jesús, se consolida en la formación de líderes y jóvenes por la paz, cuya misión es contribuir con la disminución de los niveles de violencia que afecta a la sociedad.
El padre jesuita José Núñez, director del centro, dijo que el programa dirigido mayor- mente a estudiantes universitarios y del bachillerato, tiene como objetivo crear un ambiente de paz en la sociedad y más aún en un momento en que se encuentra estremecida por una preocupante ola de violencia.
“”Este programa lo estamos desarrollando con el objetivo de contribuir con un mejor ambiente de paz, a partir de un análisis que hemos hecho sobre la violencia que se vive en el país y especialmente en el Cibao”, observó el religioso.
El programa tiene una duración de tres años y consiste en un proceso de sensibilización sobre la violencia y lo que significa la paz en el mundo y República Dominicana y se trabaja en la formación de la juventud y su aporte en la construcción de una sociedad nueva.
“Pero dentro de todo ello formamos, promotores y líderes de paz y hacemos un proceso de mayor formación de estudiantes de escuelas públicas y colegios de Santiago”, insistió.
El padre Núñez explica que la escuela está trabajando con más de 1,700 jóvenes al año en tres etapas, al tiempo de resaltar que esos jóvenes cuando terminan el formato van a sus comunidades, sus centros de trabajo y estudios y otros entornos que los rodean, llevando un ambiente de paz entre los demás y que con ello se busca disminuir la violencia El programa es avalado y supervisado por la Universidad de Harvard, una de las instituciones académicas más prestigiosa del mundo, expone Núñez.
El gran premio de la Unesco
A juicio de José Núñez, ese es uno de sus grandes aportes y que como parte de ello, se ganaron la Fundación para la Reconciliación, fue reconocida por la UNESCO con el gran premio, “Educación para la Paz 2006” y también diferentes escuelas la han reconocido por ese proceso de formación de paz y no violencia. La escuela Espere nació en Colombia, donde hay un proceso de violencia muy grande y aquí, la Compañía Jesuíta la maneja con el objetivo de formar a personas de diversos sectores.
También en las cárceles
El sacerdote José Núñez revela que los talleres que realizan, los que tienen como meta principal disminuir la violencia interna en las personas, han dejado buenos resultados entre personas profesionales, jóvenes universitarios y de escuelas, así como en los internos de las cárceles, sobre todo del Centro de Rehabilitación y Corrección Rafey Hombres.
El religioso resaltó que la escuela está formando animadores de reconciliación, paz y perdón en la cárcel de Rafey, y que el programa ha sido tan exitoso que le están pidiendo que los extienda a otros recintos como el de La Isleta de Moca, San Francisco de Macorís, Mao, Montecristi, Dajabón, Puerto Plata, La Vega y otros.
¿Qué busca el Centro en las cárceles?
El padre Chepe, como es conocido, expone que el proceso de formación de la escuela busca disminuir la ira, la rabia, el odio, los resentimientos y el dolor que presentan las cárceles, y además para que las personas privadas de su libertad tengan el poder de perdonar y controlar sus emociones.
A este respecto, aduce que cuando una persona sabe trabajar sus emociones, lo lógico es que sean capaces de disminuir los procesos de violencia y que precisamente en las cárceles, sobre todo ahora en la de Rafey Hombre, de Santiago, ese proceso se está llevando con mucho éxito.
Núñez puso de relieve que al Centro Belarminio llegan muchas personas, tanto hombres como mujeres, que son muy violentas en el matrimonio y otros entornos, pero que comprenden que tienen mucho odio, resentimiento y amargura, y quieren tener un proceso de paz.
Matrimonio feliz
En el Centro Belarminio también se preparan a las parejas que se van a casar, sin importar que sea por la Iglesia o por la Ley, para que se den cuenta de lo que es construir una familia.
“Esto ha servido mucho para la formación de esas personas, pero también tenemos los encuentros matrimoniales, no sólo para las parejas que están en dificultad, sino para aquellas que quieren entender lo que es el matrimonio, cómo asociarse entre sí, como pareja, con los hijos, con la comunidad donde vive y todo su entorno”, adujo, José Núñez.
Por más de 30 años estos encuentros espirituales se están llevando a cabo y conforme al padre Núñez, aparte de esto se ofrecen ejercicios espirituales que pueden durar entre ocho días y quizás algo más. Se trata de personas que acuden a ese lugar de paz, a reflexionar sobre su espiritualidad y la vocación de servicio que el Señor les pide.
A este respecto, dice que para estos cursillos espirituales no se toma en cuenta la posición religiosa y social de los interesados, porque lo que se busca es enseñar a la gente cómo llevar un proyecto de vida sana y sin violencia interna ni externa.
“Estamos dando formaciones complementarias a las que están acudiendo las universidades, porque se tratan de talleres que tienen 70 horas de formación, pero también tenemos un diplomado en Teología”, señaló el padre Núñez.
Los jóvenes de paz
Aparte de las actividades de conciliación y paz que ofrece la escuela del Perdón y Reconciliación, al lugar acude diariamente un promedio de 60 personas que buscan un ambiente de tranquilidad, espiritualidad y otras a entrevistarse con las sicólogas y con el padre Somoza.
TESTIMONIO AIDA VARGAS Y ELVA BOITEI
“Mi experiencia en la escuela de Perdón y Reconciliación ha sido muy gratificante. Entré aquí como participante de los talleres y me entusiasmé tanto que entendí que debía transmitir mis conocimientos a otras personas. Elegí al Centro de Rehabilitación y Corrección Rafey Hombres”.
“Eso realmente, ha cambiado mi vida, porque he llegado a ese lugar a dar y he recibido tanto, que entiendo que esa será mi población central y con ese grupo me quedo a pesar de que a veces impartimos talleres en el Centro Belarminio los martes; otras veces doy soporte, pero mi accionar está en Rafey.
La experiencia de la señora Elva María ha sido enfocada a otro público: los jóvenes. Confiesa que esto le ha llenado de nuevos bríos y ánimo. “Yo conoci la escuela Perdon y Reconciliación a través de Jolipaz, que es un movimiento que se encarga de crear en jóvenes las herramientas que nos ayuden a procurar un ambiente de paz, dondequiera que nos encontremos; esto nos ayuda a trabajar y superar alguna situación que nos ha pasado alguna vez en la vida; mis experiencias se las he transmitido a otros jóvenes”.
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