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jueves, 19 de diciembre de 2013

Leyendo (2) "Lucha Contra Trujillo 1930-1961", Juan José Ayuso




Escrito por Tiberio Castellanos

(El libro puede adquirirse en Cuesta Centro, en Santo Domingo)
      Estuve buscando el evento de los Perozo. En el libro aparecen tres Perozos. Masú Perozo, Dominicana Perozo, y José Luis Perozo, mienbros  de esa  mártir familia.  Pero no son los Perozo que busco. Ese evento al que me refiero y del que no tengo mucha información, no sé si fue un levantamiento al estilo de los de Desiderio Arias y otros caudillos; si fue un complot; o si fue sólo una frustrada emboscada.
 
       El caso es que yo he leído, un poco a la carrera, un email que no recuerdo quien me envió donde se hablaba de que uno de los que estaba en el grupo fue enviado a la ciudad a buscar algo, y que éste denunció o delató al grupo.
 
       Esto coincide con mis recuerdos de aquella narración de Castillito. Ese primo mío estuvo un tiempito en el Ejército y contaba en mi casa sus aventuras como guardia. Un día, contó aquello que yo recuerdo muy borrosamente, pues tendría entonces ocho o nueve años. Sí, que vino uno del grupo y delató el asunto. Que éste dijo, volveria al grupo. Que estaria vestido de un modo que se diferenciara de los demás.
 
No preciso ahora si dijo que estaría en camiseta o en calzoncillo. Lo que si recuerdo es que mi primo dijo que los guardias, al disparar al grupo, no tomaron en cuenta aquel detalle del infiltrado o traidor, y los mataron a todos, incluído el delator.
 
       Especulo yo, que se trataba de una emboscada en un sitio por donde iba a pasar Trujillo. Pero no tengo la menor sospecha del sitio donde ocurrió. Especulo también que el grupo no era muy numeroso. Calculo, de acuerdo a mi edad en los dias de las historias de Castillito, que ese episodio debe haber ocurrido en el año 35. O un poco antes o un poco después.
 
       Uno de los Perozo era un conocido cuentista. Y yo
recuerdo muy bien, que la gente hablaba de los cuentos de Perozo. Yo nunca pude leer alguno de ellos.  Muchos mencionaban, resumiéndolo, el de aquel jinete en brioso corcel, perseguido por un aguacero. El aguacero casi lo agarra. El jinete, corre que te corre, logró llegar a un rancho en la orilla del camino y allí se guareció. El aguacero sólo alcansó a mojarle la cola a su caballo.
 
        En esos años de las historias de Castillito, yo era, entre algunas otras cosas, un muchacho a caballo camino a algún lugar, generalmente Castillo, donde vivía mi abuela. Y muchas veces  pude oir el ruido que hacía, y ver a lo lejos, un aguacero que avanzaba hacia donde yo estaba. En muchas ocasiones, también pude guarecerme en algun rancho del camino. 
Un abrazo

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