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lunes, 9 de diciembre de 2013

Escarceos ante sentencia del TC e informe de la CIDH




POR FERNANDO RODRĺGUEZ CÉSPEDES


La visita, por invitación del gobierno dominicano,  de la Comisión Interamericana de  Derechos Humanos (CIDH), y su informe desfavorable, exacerbaron  el escarceo que se produjo en el país desde el primer momento de la emisión de la sentencia 168-13 del Tribunal Constitucional.


La sentencia, per se,  y luego la visita de la referida comisión, pasando antes, por las opiniones de personalidades nacionales e internacionales y un manejo mal intencionado de las autoridades de Haití, han creado una situación incómoda para el país y sus autoridades que hasta el momento, se han manejado prudentemente.

A este mare mágnum tenemos que agregar el envalentonamiento patriotero del cardenal López Rodríguez y de algunas autoridades locales que haciendo uso de un inadecuado lenguaje a sus investiduras, han pretendido denostar la labor  realizada en todo el país por los comisionados de la CIDH.

La situación también ha dado pies a un penoso enfrentamiento entre valiosos periodistas, que pretenden descalificarse entre sí, llevando,  en ocasiones, sus diferencias al plano personal, lo que nunca debiera ocurrir entre profesionales que se supone deben exponer sus criterios en un plano de respeto y decencia.

Como era de esperarse, también han surgido grupos nacionalistas de nuevo cuño que cuestionan, censuran y hasta motivan a sus seguidores a la agresión física contra los comunicadores que, en  ejercicio libérrimo de sus derechos, han sostenido posiciones contrarias a la sentencia 168-13.

Por suerte la sangre no llegará al río y,  tarde o temprano, independientemente de las  desfavorables conclusiones de la  CIDH, tendremos que convenir  en que nuestro país, con sus defectos y virtudes, es un lugar al que no solo quieren venir los haitianos, sino gentes de todo el mundo.

Amemos y defendamos nuestra patria, respetando siempre los derechos humanos de los dominicanos descendientes de haitianos o de cualquier otra nacionalidad, seamos más educados y tolerantes con nuestros visitantes, y  entre nosotros mismos que, al fin y al cabo, debemos seguir conviviendo como buenos dominicanos.

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