El suceso, relatado por la agencia oficial de noticias Xinhua,
ocurrió el sábado 3 de agosto en la ciudad de Wuhan, capital de la
provincia de Hubei, y famosa por ser uno de los lugares más calurosos
del país en verano, aún más esta temporada, en la que la mitad sur de
China soporta la peor ola de calor en 140 años.
El timador, apellidado Han, simuló haber muerto de una paliza
propinada por policías locales, los temidos “chengguan”, un cuerpo que
en los últimos meses ha aparecido en las páginas de sucesos por haber
causado la muerte de varios vendedores ambulantes en otras ciudades de
China.
Han había sido detenido en una de las frecuentes redadas que estos
“chengguan” llevan a cabo en muchas localidades de China para controlar
la venta ambulante, y tras ese incidente otros vendedores arrestados,
conchabados con él, aseguraron que éste había muerto a manos de los
policías, por lo que éstos debían indemnizar con una alta compensación
económica a los familiares.
Para dar más veracidad a su trama, Han fue colocado en un ataúd que,
transportado por diez hombres, fue paseado por las calles de Wuhan, pero
las altas temperaturas de la ciudad (algunos termómetros en el centro
de la ciudad alcanzaron ese día hasta 45 grados) dieron al traste con el
plan.
A las dos horas de falso funeral, al que asistían unas 300 personas y
que era vigilado por 80 policías debido a la sensibilidad del suceso,
Han salió repentinamente del ataúd, tomó una botella de agua y, tras
decir “no puedo más”, se la bebió de un trago.
El incidente ha sido reflejado como una vertiente anecdótica de las
fuertes temperaturas que soporta desde julio China, donde al menos diez
personas han muerto por golpes de calor, aunque también muestra las
permanentes tensiones entre la ciudadanía y los “chengguan”, uno de los
cuerpos más denostados del país.
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Tu opinion nos ayuda a crecer