Autor FERNANDO
RODRÍGUEZ CÉSPEDES
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El presidente Danilo Medina se quejó,
recientemente, como si no fuera Jefe de Estado, de dos situaciones alarmantes.
La primera, la facilidad con que salen de la cárcel los delincuentes atrapados
por las autoridades policiales, y segundo, de los bajos salarios que paga el
sector privado a sus empleados.
En relación al primer caso, el jefe de
Estado puede pedir al Ministerio Público
que sea más drástico y se esmere en la confección de los expedientes
judiciales para evitar las tantas medidas garantistas, de no ha lugar y de
libertad condicional con que se favorece a los delincuentes comunes, de sacos y
corbatas y a ex funcionarios públicos .
Sobre el segundo planteamiento, el Presidente,
antes de quejarse de los salarios del sector empresarial, debió presentar un plan
de aumento salarial a los servidores del Gobierno que supere a este, dando así
un buen ejemplo de equidad y justicia social ya que el salario mínimo aprobado
recientemente para el sector privado, es superior al público.
En principios, pudiera aprobarse un salario mínimo de 15 mil pesos mensuales
para el 77 por ciento de los empleados públicos que devengan menos de esa cifra
a pesar de los astronómicos sueldos de los funcionarios, congresistas y demás
privilegiados oficialistas. Este monto superaría en más de 3,000 pesos al
privado.
A partir de ahí debiera contemplarse un aumento escalonado
para los servidores públicos que ganen hasta 50 mil pesos mensuales, tomando en cuenta el
costo de la canasta familiar que ronda, según el Banco Central, los 30 mil
pesos. Quienes ganen hasta cien mil, pueden esperar una segunda etapa de
aumentos.
De aplicarse estos aumentos, tendrían
que utilizarse los mecanismos que fuesen necesarios para evitar que la inflación,
producto de la especulación, se trague
los aumentos que pudieran generar dinamismo en la economía y una mejor calidad
de vida en los beneficiarios.
Lo único que hay que limpiar la administración pública de botellas como las del Ministerio de Relaciones Exteriores y de zánganos políticos que se chupan gran parte del erario en detrimento de los que sí trabajan
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