Por Humberto Marte
Desde Philadelphia, Estados Unidos de Norteamerica
Esta vez será la 65va. Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) en la Cumbre sobre los Objetivos del milenio.
Veremos a los tradicionales títeres y a sus saltimbanquis redundar en la búsqueda de objetivos que minimicen la pobreza en el planeta, no nos equivocamos cuando decimos que será repetir lo que por generaciones se ha hablado porque la historia que es acomodada por los diseñadores del sistema que impera así lo demuestra.
Desde los tiempos Bíblicos hace aproximadamente 8 mil años cuando por 80 años gobernaron dos ingenieros maquinadores de la ideología explotadora, se exigía a la población diezmar sus cultivos para compartirlos con los que menos tenían, eso es las viudas, los niños y los ancianos.
Pero una gran cantidad de lo que se diezmaba pasaba a las alcas o riquezas de los que así enseñaron al pueblo, y como no era equitativo lo que se repartía porque el robo de los gobernantes consumía el sudor del pueblo convertido en energía agotadora y no renovable, practica de explotación que hasta nuestros días nos afecta, aun con más fuerza que en esos Bíblicos tiempos, que apropósito la protesta por ese sistema de explotación le adelantó la muerte al cristo resucitado.
En aquellos tiempos como maquinaria de explotación se esclavizaba a los hombres una conducta que según la enseñanza de los gobernantes de esa época era aprobada por el Dios altísimo, el Dios que exige la igualdad entre los que él con sus divinas manos creó, repartir las riquezas del planeta equitativamente seria fácil si no existiera en el hombre la maldición del egoísmo, porque para eso el hombre que hoy habita la tierra tendría que perecer en su totalidad y volver a surgir del polvo, renovado sin el programa que no lo deja avanzar asía la hermandad, y quitar de su cerebro el programa de la intriga, la envidia, el egoísmo, la calumnia, y la bajeza.
Hablar a estas alturas de buscar soluciones en contra del hambre es hipocresía cuando hasta el mismo planeta se ve amenazado por la ambición de los grandes capitales que no descansan su propósito de expandir poderes aun cundo los glaciares amenazan con derretirse porque hasta ellos sufren el desenfreno de la exploración de los poderosos en busca de aumentar el su arrogancia para dominarlo todo.
En el cristo está la sabiduría adelantada cuando dijo que “los pobres siempre existirán”, lo que si es posible es un respiro en la desigualdad social, pero no existe voluntad verdadera en el hombre para que eso sea posible, cada día la brecha desigual crece más, cada día se acentúa la hegemonía económica que ahoga a las naciones pequeñas, mientras la esperanza del pobre solo debe seguir siendo la divinidad, la infinita bondad del Dios que guía con su paciencia benigna a los hombres y mujeres sin importar el linaje, en el esta la esperanza infalible. Quiero volver a nacer
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