La pequeña iglesia del estado de Florida que pretende quemar copias del Corán este sábado, en el aniversario de los atentados del 11 de septiembre de 2001, dijo que desafiará a la condena internacional y seguirá adelante con sus planes.
El general David Petraeus, comandante de las fuerzas de Estados Unidos en Afganistán, advirtió que la vida de los soldados podría estar en peligro si el templo protestante de la ciudad de Gainesville, Dove World Outreach Center, insiste con la propuesta.
La secretaria de Estado Hillary Clinton, el Vaticano, los países musulmanes y la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) también arremetieron contra la idea, y el Procurador General de EE.UU., Eric Holder, dijo que es "estúpida y peligrosa".
Pero el organizador de la quema, el pastor Terry Jones, afirmó: "Debemos enviar un mensaje claro a los elementos radicales del Islam".
La controversia se produce en momentos en que la relación de EE.UU. con el Islam está en medio de una tormenta.
Dentro del país existe un debate acalorado sobre una propuesta para construir un centro islámico en Nueva York, a dos cuadras de la Zona Cero, donde ocurrieron los ataques del 11 de septiembre.
"Irrespetuoso y vergonzoso"
Ya ha habido protestas en varias partes del mundo musulmán.
Al hablar en una cena del Departamento de Estado que marcaba el fin del mes sagrado musulmán del Ramadán, Clinton criticó al pastor Jones.
"Me siento satisfecha por la condena clara e inequívoca a este acto irrespetuoso y vergonzoso que han emitido líderes religiosos de todos los credos de EE.UU.", dijo.
A pesar de que la congregación tiene sólo 50 feligreses, los planes de la iglesia del pastor Jones en Gainesville han tenido repercusiones en todo el mundo, incluyendo manifestaciones en Afganistán e Indonesia.
El general David Petraeus dijo el lunes que la acción podría causar problemas "no sólo en Kabul (la capital afgana), sino en todo el mundo".
"Es precisamente el tipo de acción del que el Talibán se aprovecha y puede causar problemas significativos", afirmó en un comunicado.
Por su parte, el portavoz de la Casa Blanca, Robert Gibbs, declaró el martes: "Cualquier tipo de actividad que pone a nuestras tropas en peligro es una preocupación".
Sagrado
Los musulmanes consideran que el Corán es la palabra de Dios e insisten en que debe ser tratado con el máximo respeto. Cualquier daño intencional o falta de respeto al libro sagrado es profundamente ofensivo para ellos.
El pastor Jones, autor de un libro titulado "El Islam es diabólico", dijo que entiende las preocupaciones pero que es "hora de que los estadounidenses dejemos de pedir perdón por nuestras acciones y de reverenciar a los reyes".
Otro religioso de la iglesia le confirmó a la BBC que los feligreses tienen la intención de quemar varios cientos de ejemplares del Corán en la noche del sábado, en el noveno aniversario de los ataques en Nueva York, haciendo caso omiso a una norma de la ciudad que impide encender hogueras al aire libre.
Una reunión de líderes evangélicos, católicos, judíos y musulmanes en Washington condenó el martes las propuestas como una violación de los valores estadounidenses y bíblicos.
"He escuchado a muchos musulmanes estadounidenses decir que nunca han sentido esta ansiedad o inseguridad en el país desde el 11 de septiembre", dijo Ingrid Mattson, presidenta de la Sociedad Islámica de América del Norte.
Antecedentes
En el pasado, versiones de que soldados de EE.UU. profanaron el Corán en Afganistán e Irak causaron derramamiento de sangre.
Hubo protestas en Afganistán en 2008, cuando se supo que un militar estadounidense en Irak había acribillado a balazos una copia del libro sagrado musulmán.
Y aún se perdieron más vidas en los disturbios de Afganistán en 2005, cuando la revista Newsweek publicó una noticia en la que decía que los interrogadores de Guantánamo habían arrojado un ejemplar del Corán por el inodoro.
La historia más tarde resultó ser falsa y la revista tuvo que retractarse.
AnálisisEl periodista de la BBC en Washington Paul Adams comenta que, aunque la pequeña iglesia protestante sólo representa a un puñado de personas, sus planes incendiarios no han surgido de la nada.
El papel del Islam en EE.UU. se ha convertido en un tema candente, con implicaciones sociales y políticas. Aunque la mayoría de los estadounidenses probablemente no estén de acuerdo con quemar el Corán, hay una clara preocupación generalizada acerca de la influencia islámica.
Las protestas sobre los planes de construir un centro islámico a la Zona Cero en Nueva York y la controversia similar en Murfreesboro, Tennessee, pusieron de manifiesto la preocupación que existe sobre el Islam entre los estadounidenses.
A principios de este año, una encuesta de opinión mostró que el 53% de ellos ven a los musulmanes de manera negativa y el 42% tiene una visión positiva de esa religión.
Informes en internet sobre jóvenes islámicos estadounidenses que se radicalizaron han contribuido a avivar los temores acerca de la naturaleza de una religión indeleblemente asociada, desde el 11 de septiembre de 2001, al violento atentado.
Lejos de haber menguando con el tiempo, la ansiedad parece haberse acentuado. Como resultado, los musulmanes estadounidenses dicen que se sienten más aislados que nunca desde los ataques a las Torres Gemelas.
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