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jueves, 23 de septiembre de 2010

Leonel: En El Ojo del Huracán.



Por José Checo Estévez.
El autor es Comentarista de televisión.


1 DE II.

A propósito de la temporada ciclónica de este año, que ha sido y seguirá bien activa, lo que se advierte en el escenario político dominicano con el tema de la reelección parece que no tendrá precedente en nuestra historia republicana.

Quiera o no quiera, el presidente Leonel Fernández se verá sometido a presiones internas y externas extraordinarias, que pondrán a prueba nuevamente su liderazgo político. Como se dice popularmente en nuestro país, estará metido en el ojo del huracán.


El tema en cuestión, fue abordado en los últimos días y de manera diferente por dos brillantes columnistas de este diario: Orlando Gil y Guarionex Rosa. El primero tuvo la gentileza de publicar “in extenso” mi opinión sobre el particular, cuando en su columna “Orlando Dice” reseñó lo siguiente: “La Reacción de un Reeleccionista” de fecha 7 de septiembre, y, sobre el otro trabajo: “Ejecutorias Ayudarían a Leonel Si Busca Reelección “, publicado el 14 de los corrientes, pienso referirme a lo largo de este análisis.

Ciertamente, coincido plenamente con el señor Rosa, en el sentido de que en estos momentos el presidente Fernández está sometido a una profunda reflexión sobre la posibilidad o no de presentar su candidatura presidencial para los comicios del año 2012. Todo el que conozca mínimamente el perfil del mandatario, sabe que éste es un hombre meticuloso, metódico, inteligente, pragmático, que conoce la idiosincrasia del pueblo dominicano, por lo que, raramente se desespera ante los acontecimientos y eventos políticos.

El presidente, nunca da pasos en falso, transita lentamente, pero no deja de avanzar. Su ruta hacia un mejor porvenir es parte de su discurso y de sus acciones.

Leonel, como buen discípulo de dos grandes maestros de nuestra política vernácula, el profesor Juan Bosch y el doctor Joaquín Balaguer, sabe administrarse, aún en los momentos de mayor tensión y dificultades, mantiene la compostura.

Pocos se han dado el lujo de verlo fuera de sus cabales; casi siempre se controla y cuando emite un juicio de valor, lo hace con elegancia y elocuencia; ese ha sido su estilo, no perder nunca la ecuanimidad. A Bosch y a Balaguer, dos veteranos de mil batallas, cada cual con su forma particular de ser, nunca se les ocurrió poner la carreta delante de los bueyes.


Ambos políticos, estudiaban los procesos dentro del proceso, nunca perdían de vista el detalle principal. Cada idea era depurada y estudiada a cabalidad, entendieron siempre que los errores en política tenían un alto costo: A veces se pagaba hasta con la vida.

 Bosch por ejemplo, ponía de relieve como los izquierdistas dominicanos nunca comprendieron el triunfo de la Revolución Cubana, llevada acabo por Fidel Castro.


Pero además resaltaba la proeza realizada por Ho Chi Ming en Indochina, y es por esa razón que vivían tratando de copiar ese método de lucha, sin entender que la sociedad dominicana era muy distinta a esas dos naciones en cuestión.

 De ahí que en el proceso de las acciones revolucionarias, muchos jóvenes se inmolaron de manera infructuosa y esto fue una lástima, porque pudieron ser valiosos a la nación.

El presidente Fernández –que según la afirmación de algunos sociólogos, es un ecléctico, una especie de ser cibernético; un ente evolucionado de esos dos grandes maestros, sin discriminar al doctor José Francisco Peña Gómez que tenía también sus méritos propios-, ha seguido siempre los principios fundamentales de los primeros, según las circunstancias del momento; y ha empleado métodos exitosos en la praxis de esta ciencia social y económica que es la política, que a juicio del patricio Juan Pablo Duarte, es la más pura después de la filosofía.
A pesar de haber ocupado el Solio Presidencial en tres ocasiones distintas, en las que, ciertamente, sus ejecutorias de obras materiales y conquistas institucionales podrían avalarlo para aspirar sin rubor a una cuarta repostulación, sin embargo, en esta ocasión, debido a la etapa crucial que vive la humanidad, con crisis mundial en los mercados de valores; conflictos bélicos en el Medio Oriente; tensiones hemisféricas entre los Estados Unidos Cuba y Venezuela; la problemática del narcotráfico, con la secuela sangrienta de violencia y corrupción; la amenaza constante de los grupos terroristas; el calentamiento global, con sus fenómenos destructivos y medio ambientales; y un número larguísimo de ecepteras –repito-, que lo más probable es que en estos momentos, el presidente esté midiendo los pros y los contras de una reelección.

Como se advierte, el panorama de las naciones del orbe y el de República Dominicana en particular, luce sombrío y amenazado por graves y acuciantes problemas como son: los déficits fiscales, la abultada deuda externa, la carga económica del costo de la energía; la presión social de la droga y la criminalidad; el fenómeno migratorio haitiano, que agrava nuestra maltrecha economía y socava nuestro sistema sanitario; las restricciones del gasto público por recomendaciones del FMI; la falta de financiamiento para obras cumbres como es la Segunda Etapa del Metro; la dispersión de fuerzas aliadas y la disidencia interna de los grupos dentro del PLD, podrían minar el entusiasmo del presidente por una nueva repostulación.



Sobre este mismo punto, escribiremos en el trabajo futuro.





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