El presidente de EEUU, Barack Obama, animó hoy a
los jóvenes israelíes a tomar las riendas de su destino, criticó los
asentamientos judíos y aseguró que la paz es posible.
En su discurso
ante unos 600 estudiantes israelíes en Jerusalén, Obama afirmó que la
paz es el único camino para la seguridad" de Israel, que ésta debe ser
lograda entre pueblos y no sólo gobiernos y que el derecho de
autodeterminación y justicia" del pueblo palestino ha de ser reconocido.
Con sus palabras arrancó aplausos y ovaciones
entre un público ávido de escuchar lo que muchos analistas advertían de
que sería su principal alocución en su primera visita como inquilino de
la Casa Blanca a Israel y Palestina.
Obama se refirió en varias ocasiones a los
estrechos lazos que unen a ambas naciones, al defender que Israel sea
reconocido como Estado judío, subrayar a ultranza el derecho de Israel a
defenderse ante las amenazas y demostrar empatía hacia los israelíes
que más sufren, como los niños que no duermen por las noches en las
localidades vecinas a Gaza.
Pero, al mismo tiempo, empleó términos poco
usuales en boca de un presidente estadounidense ante un público israelí
tales como "ocupación", "expulsión", "desalojo de familias palestinas de
sus hogares" o que la violencia contra los palestinos "no sea
castigada", en alusión a los ataques de colonos y radicales judíos.
"Los israelíes deben reconocer que la continua
actividad de asentamientos es contraproducente con la causa de la paz y
que un Estado palestino independiente debe ser viable, que deberán
trazarse fronteras reales", señaló.
Estas manifestaciones fueron recibidas entre
muestras de admiración y aplausos, aunque en un momento del discurso fue
interrumpido por un joven que le espetó varios exabruptos y fue sacado
por los agentes de seguridad.
Obama exhortó al mundo árabe a "adoptar medidas
destinadas a la normalización" con el Estado judío y apuntó que, "dada
la frustración de la comunidad internacional, Israel debe dar un giro y
vencer el aislamiento".
En su opinión, el cambiante panorama en Oriente
Medio, donde las revueltas árabes han expulsado a los dirigentes
autocráticos, es precisamente el escenario en el que Israel debe tratar
de llegar a la paz con sus vecinos.
La conferencia en Jerusalén de hoy tenía como
antesala el conocido discurso pronunciado en El Cairo hace cuatro años,
que fue considerado un acercamiento al mundo árabe y musulmán, al que
siguieron las críticas a Obama durante su primer mandato por haber
pecado de ingenuo al tratar de resolver el conflicto palestino-israelí.
Pero en esta ocasión el enfoque parece ser diferente y menos pretencioso.
Así, Obama escogió un lenguaje llano, como gusta
emplear con los jóvenes, cuyo "entusiasmo" dijo que admira, se quitó el
corsé de la corrección política y fue directo al corazón.
"Poneos en sus zapatos, mirad al mundo con sus
ojos. No es justo que un niño palestino no pueda crecer en un Estado
propio y viva con la presencia de un Ejército extranjero que controla
los movimientos de sus padres cada día", propuso Obama, para subrayar
que "ni la ocupación ni la expulsión son la respuesta".
Asimismo, les instó a admitir que, "igual que los
israelíes han construido un Estado en su patria, los palestinos tienen
derecho a ser un pueblo libre en su tierra".
También reafirmó su apoyo al presidente palestino,
Mahmud Abás, y al primer ministro, Salam Fayad, a quienes calificó de
"verdaderos socios" para la paz, que han construido instituciones y han
garantizado la seguridad de Israel.
De forma paralela, defendió la postura israelí de no negociar con aquellos que abogan por la destrucción de Israel.
"La paz es posible (...). Hay una oportunidad, hay
una ventana", apostilló e instó a forzar a los dirigentes a trabajar
por ella.
"Como político, puedo aseguraros que los líderes
políticos no tomarán riesgos si el pueblo no demanda que lo hagan:
debéis crear el cambio que queréis ver", les conminó.
Citó al arquitecto del Estado de Israel, David Ben
Gurión, quien predicó que "en Israel, a fin de ser un realista, se debe
creer en los milagros. A veces, el mayor milagro es reconocer que el
mundo puede cambiar. Después de todo, esta es una lección que el mundo
ha aprendido del pueblo judío". EFE
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