Autor Tiberio Castellanos |
Pues no sé por qué hoy recuerdo esos nombres. Sé que son cosas de viejo. Pero, me gustaría saber si alguien más tambien los recuerda.
Que en definitiva, son, en algo, parte de la historia dominicana.
Chimbilín era hijo de aquel escritor de los mismos apellidos, que
escribió un polémico texto sobre la mala alimentación de los campesinos,
y de su consecuencia. Británico era de los Guzmanes de San
Fco de Macorís.
Gente muy distinguida, al menos, en ese tiempo. Tuve en
mis manos, sin tiempo para leerlo, aquel libro que el Chino Ferreiras
escribió a raiz del suicidio del Presidente Guzmán.
El Chinito, quien
era algo bueno como investigador, aunque pocos lo consideren como tal,
investigó toda la familia Guzmán buscando antecedentes de aquel
Suicidio Presidencial. Pienso que quizás en ese librito podríamos
encontrar alguna noticia de Británico y de su familia.
Otra cosa que se
me ocurre, es que Don Angel Miolán me confió, hace bastante tiempo, que
pensaba escribir algo sobre los exiliados dominicanos que habia conocido
en la Habana. Ese libro parece no haberse publicado. Y me gustaria
saber, si al menos, el Viejo Roble del exilio y la politica dominicana
dejó algunos papeles sobre el tema.
Pienso que Miolan, por el tiempo que
vivio en La Habana, tendría los mejores datos para ese libro. El vivió
en La Habana, supongo, que desde principios de los años 30, cuando
escapó a Cuba despues de aquella fallida conspiración contra Trujillo.
Y
vivió allí hasta los 50 y tantos. Sé que Bosch salió de Cuba a raiz y
como consecuencia del golpe de estado de Batista contra Prío (año 1952),
de quien el Profesor era secretario privado. Entiendo que Miolán, dada
su estrecha
vinculación a Bosch (Bosch era la estrella, pero Miolán, fue siempre el
Partido), salió de allí también, pero no puedo precisar cuanto tiempo
después.
A este tiempo que menciono, tengo que restarle unos años que
Miolán vivió en Méjico donde estuvo
vinculado, creo que como su secretario, a aquel famoso orador y por
mucho tiempo importante sindicalista, cuñado de Pedro Henríquez Ureña.
De seguro eran los primeros años de la década de los 50. Y yo
conversaba con ellos en el Paseo del Prado, muy próximo a la calle
Neptuno (dicen que por ahi pasaba La Engañadora). Es posible que
estuvieran alojados cerca de alli. Chimbilín era muy simpático y
decidor. Y recordaba chistes y refranes dominicanos. Británico
era muy parco.
A mi me dejó la impresión de que vivía bajo la nostalgia
de un gran bien perdido: Su casa en San Francisco de Macoris; sus
amistades; su estatus en aquella
ciudad donde era tan importante pertenecer a una de aquellas distinguidas familias de entonces. No obstante la diferencia de caracteres entre ambos, Chimbilín y Británico lucian muy bien llevados.
Venían de EEUU, supongo que de New York. Y se volvieron allí en no
mucho tiempo. La ley de inmigración americana, en ese tiempo, exigía que
los solicitantes de residencia, que ya vivían en el país, salieran y la
solicitaran en la embajada de otro pais. Con esa finalidad, algunos
dominicanos iban a cuba, como unos años después lo hizo mi primo Horacio
Ledezma.
Un abrazo.
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