CULTURA VIVA
Autor Lincoln López
La reducción o estancamiento de las posibilidades de desarrollo de una sociedad en el mundo de hoy, se puede medir cuando se analiza el alcance de la cultura desde el punto de vista económico y social. “La cultura no existe separada de la sociedad y de la economía”, es por ello que día a día los grandes países aprovechan las múltiples vías para insertarse, influenciar y finalmente dominar a grupos sociales más débiles.
Qué nos envían? De todo. Desde sus rasgos distintivos espirituales y materiales que los caracterizan hasta modos de vida que van siendo asimilados al margen de su conveniencia o no.
Por eso cuando esa influencia externa posee además el brillo e imán de la economía encuentra poco contrapeso cultural interno y una economía pobre, se inicia la distorsión, la imitación, la sumisión y el cambio hacia formas no siempre más positivas de vida.
Como sabemos el concepto de cultura es muy abarcador, e incluye al papel que juega la educación en el desarrollo o en el atraso de un país.
En el presente caso nos estamos refiriendo a los ‘Dominios Culturales” que representan un conjunto común de actividades económicas (producción de bienes y servicios) y sociales que adicionalmente se han considerado de naturaleza “cultural”. Para ello vamos a tomar como referencia el Marco de Estadísticas Culturales de la UNESCO que viene estudiando y recopilando los constantes cambios mundiales en lo social y lo tecnológico modificando los parámetros culturales.
“El impacto potencial de la cultura en el desarrollo económico y social de los países se puede resumir en las siguientes afirmaciones:
A) Los activos culturales de una comunidad son adecuados para apoyar el desarrollo local sostenible a través de su impacto económico como industrias culturales.
B) La cultura ofrece a las mujeres y a los jóvenes la oportunidad de participar en
actividades productivas.
C) Muchas industrias culturales están integradas esencialmente por pequeñas
empresas o emprendimientos familiares capaces de promover el desarrollo
local”.
Como se puede apreciar en esas tres afirmaciones en nuestro país “el impacto cultural económico”, “la igualdad de género” y las “industrias culturales” constituyen algo más que un porcentaje mínimo, llegan al extremo de ser una excepción.
El aspecto económico descansa fundamentalmente en la intervención del Estado. El sector privado lo considera algo estético y sin ningún valor comercial. Sin embargo la nación dominicana a nuestro humilde entender tiene dos elementos esenciales para abordar con éxito un giro en el dominio cultural: el talento humano y la geografía nacional.
La UNESCO ha elaborado desde 1986 una serie de enfoques que permiten ampliar el universo de actividades necesarias para la producción y distribución de la cultura. Comprende un modelo cíclico, preferentemente como partes de una red, que tiene cinco etapas: 1. Creación. 2. Producción. 3. Difusión. 4. Exhibición/Recepción y 5. Consumo/Participación.
Para ello en necesario medir el dominio cultural potencial y endógeno, cuáles deben ser excluidas, para finalmente incorporar las industrias y no industrias en un mercado de bienes y servicios.
En posterior entrega abundaremos sobre el tema.
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