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jueves, 21 de julio de 2011

Los domingos y días feriados, Bogotá le pertenece a las bicicletas.



 Desde hace 37 años, durante esos días, se activa la "ciclovía": un circuito de calles y avenidas de 121 Km de extensión que por algunas horas no permite el paso de automóviles y otros vehículos motorizados, para disfrute de peatones, corredores, patinadores y, sobre todo, ciclistas.


La experiencia ha sido replicada en varias partes del mundo –desde Nueva Zelanda hasta Canadá- pero ninguna ciudad puede presumir del éxito de la capital colombiana.

En promedio, la actividad moviliza a 1,1 millón de bogotanos en cada jornada.
"Pero hemos tenido jornadas de hasta 2 millones, en época de vacaciones, en época de verano", le dijo a BBC Mundo el director del Programa Ciclovía, Mauricio Ramos.

Y, según el funcionario de la alcaldía, la "Ciclovía nocturna" -que se celebra una vez al año, los segundo jueves de diciembre- ha llegado a convocar hasta cuatro millones de personas.
Es decir, a más de la mitad de los 7,5 millones de habitantes que actualmente tiene Bogotá.

¿Sólo en fin de semana?

La capital colombiana también tiene 344 km de "ciclorutas", es decir, de vías permanentes para el uso exclusivo de bicicletas.
"Es la red de ciclorutas más grande que tiene América Latina", afirma Ramos.

Bogotá tiene 344 km de "ciclorrutas", vías permanentes para las bicicletas.
Y, por ley, toda nueva calle o avenida que se construye en la capital colombiana debe ir acompañada de su carril para ciclistas.

Lo que también explica por qué Bogotá es considerada por muchos la mejor ciudad de América Latina para andar en bicicleta, y una de las mejores a nivel mundial.
Sin embargo, hay un problema.

El promedio diario de usuarios de los carriles para bicicletas es de apenas 198.000 ciclistas. Menos del 2% de la gente que utiliza la Ciclovía.

"Si el trabajo me quedara más cerca usaría la bicicleta todos los días", le dijo a BBC Mundo María Fernanda Sierra, quien reconoció que para ella el ciclismo es sobre todo una actividad de fin de semana.

"Creo que la gente usa más la bicicleta para hacer deporte, todavía no se ha creado una cultura de usar la bicicleta diariamente", explicó la joven de 24 años durante una pausa en su recorrido por la Ciclovía.

Tabúes y problemas

Para Ramos, otro problema importante es la percepción de inseguridad.
"Es una realidad y una percepción. La gente no utiliza la bicicleta porque creen que se la van a robar", le dijo a BBC Mundo.

"Es una realidad y una percepción. La gente no utiliza la bicicleta porque creen que se la van a robar"
Manuel Ramos, director del programa de ciclovías.
Los domingos el riesgo es minimizado por la presencia de más de 1.000 voluntarios, 350 policías y, sobre todo, de 250 "Guardianes de la Ciclovía".

Estos son jóvenes universitarios, entrenados en primeros auxilios, que patrullan constantemente la ruta para asistir a los ciclistas.

Pero si bien las ciclorutas también cuentan con "guardianes", estos son nada más 20 y trabajan medio tiempo.
Ramos cree que también hay que combatir varios tabúes.
Uno de ellos es que se llega más rápido en auto que en bicicleta, cuando en una ciudad tan congestionada como Bogotá a menudo sucede todo lo contrario.

"También hay un tabú grande que es que la gente piensa que la bicicleta (como medio de transporte) es para los estratos bajos", explicó el funcionario de la Alcaldía.

Mientras, el concejal Carlos Orlando Ferreira, destaca problemas en el ordenamiento territorial de Bogotá y en el propio trazado de las ciclorutas.

"Bogotá es una ciudad en la que los estratos pobres están muy lejos de los lugares de trabajo. Los trabajadores tienen que recorrer muchos kilómetros, y por eso no se hacen usuarios cotidianos", le dijo a BBC Mundo.
"Y cuando las ciclorutas fueron planeadas se dejaron en algunos lados discontinuidades, entonces a veces uno no sabe por dónde seguir", explicó.

Problema al que también que sumar la constante invasión de vendedores y peatones, que obstruyen a los ciclistas, especialmente en las zonas más céntricas de la ciudad.

Contra los autos

Por último, también está la relación con los vehículos motorizados.
La agresividad de los conductores tiende a espantar a algunos ciclistas.

Ya existe la idea de crear un servicio público de bicletas como existe en Londres y París.
Y el transporte público no está habilitado para permitir viajar con la bicicleta en caso de lluvia, accidente o simple cansancio.

Por eso el concejal Ferreira ha estado impulsando la instalación de un sistema público de alquiler de bicicletas, como los que ya existen en ciudades como Londres y París.

Y, en un momento en el que Colombia está rompiendo constantemente sus récords en materia de número de automóviles comprados, Ferreira también cree que la capital colombiana tiene que trabajar para desincentivar el uso de autos.

"Bogotá tiene que tender a eso. A que haya un costo para el que tiene un vehículo particular. Pero sólo y si cuando tengamos un buen transporte público, un mejor Transmilenio y ojalá también el Metro", le dijo a BBC Mundo.

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