Hace apenas 12 días que el presidente Leonel Fernández captó la atención del país, cuando sus seguidores, contados estrictamente como tales, lo convocaron a la media naranja del Centro Olímpico para entregarle 2 millones 200 mil firmas que dijeron sí a la reelección.
Pero el mandatario no definió claramente su actitud frente a sus seguidores, ensanchando aún más la interrogante sobre su futuro político.
A lo más que llegó fue a proclamar lo siguiente:
"Yo soy el garante de que esas firmas se conviertan en votos seguros para el Partido de la Liberación Dominicana. Me permito recoger este apoyo que ustedes me brindan y endosárselo al PLD, para que sea el partido que decida cuál es el futuro que corresponde a la República Dominicana".
Cuando se acerca la fecha, pasado mañana, en que el comité político del PLD, debe escoger a sus dirigentes que competirán por la candidatura presidencial, el presidente Fernández mantiene en expectación al país, y será esta noche cuando necesariamente expresará de manera más clara la actitud que asumirá en las primarias moradas.
Fernández llega a este momento con un panorama muy especial. Sigue recibiendo aprobación de la ciudadanía. El acto de las 2 millones 200 mil firmas fue una suerte de proclama, para ahora o para el porvenir. En la actual coyuntura, como expresión de fuerza de cara a un proceso interno que puede definir el futuro del PLD en el poder o fuera del poder. Muestra fortaleza hasta para decir que desecha cualquier intento formal para forzar un proyecto reeleccionista o para decir a quienes aspiran a sucederlo que con él hay que contar.
En esa perspectiva, el presidente Fernández deberá hoy despejar algunas dudas, que ayuden al PLD a definir una línea de acción coherente de cara a las elecciones de 2012, especialmente si se toma en cuenta que existe un poderoso movimiento que insiste en plantear y promover su reelección, pese a que el artículo 124 de la Constitución de la República prohíbe de manera taxativa la reelección presidencial. Y las otras vías, la consulta popular, o mediante ella el referendo como base para propiciar una reforma de la Carta Magna, no pueden ser implementadas, porque las leyes que las regularían no han sido siquiera presentadas como proyectos al Congreso.
Pero más aún, el presidente Fernández o sus seguidores más fieles no cuentan con los votos necesarios para imponer una nueva reforma constitucional por la vía directa prevista en los artículos 270 y 271 de la Constitución, que le abra el camino.
De modo que el discurso del Presidente hoy impactará dramáticamente al PLD y a los demás actores de la vida política dominicana. Tanto, que Miguel Vargas Maldonado, que tenía programado hablar ayer, postergó su presentación para el próximo lunes.
Además, ha llamado poderosamente la atención de los medios el aceleramiento de la campaña a favor de la doctora Margarita Cedeño de Fernández, que muchos la ven como una nueva carta con la que puede contar la organización morada.
Un elemento nuevo en el PLD, la obtención de la candidatura presidencial mediante una mayoría absoluta, más del 50 por ciento de los votos válidos emitidos, plantea un escenario que obligará a los aspirantes a esa posición a medir con mucha calidad sus pasos, toda vez que el contrincante de hoy puede ser el aliado de mañana.
Pero además, requiere de un alto nivel de aprobación partidaria tremendamente retador y ello de por sí abre una interrogante: ¿quién está en el PLD en calidad y capacidad de obtener el 50% de los sufragios? Pero además, plantea y contiene otros significantes.
Una victoria en primera vuelta en el PLD puede tornarse difícil si definitivamente compiten siete candidatos. Danilo Medina, Rafael Alburquerque, Cedeño de Fernández, José Tomás Pérez, Franklin Almeyda Rancier, Radhamés Segura y Francisco Domínguez Brito.
En el mismo curso de la campaña interna podrían surgir nuevos escenarios y otra interesante pregunta: ¿Cierra este proceso definitivamente el camino a Leonel? ¿Será el discurso de esta noche tan esclarecedor, tanto, que responda tajante y claramente esta última pregunta…?
Leonel
El presidente Fernández, un profesional de 56 años amante de las comunicaciones, cierra su tercer período constitucional. Elegido en 1996, ejerció una presidencia que pese a toda crítica, le deja un balance positivo.
Volvió al poder en 2004, después de la gestión de Hipólito Mejía, que dejó la economía en estado desastroso, para establecerse de nuevo durante cuatro años durante los cuales ha predominado la estabilidad y crecimiento económico.
Logró permanecer en el poder después de un proceso interno de fuerte competencia con su compañero Danilo Medina.
El proceso provocó un rompimiento dramático para ambos líderes, pero eso no le impidió mantener un fuerte liderazgo y a su partido en el poder desde 2008 hasta ahora, con saldos favorables. Logró capear la crisis económica global de ese año, cuando los conflictos mundiales dispararon los precios del petróleo y de los alimentos y desde entonces mantiene la economía estable.
No ha podido sin embargo encarar a fondo la violencia que durante todo el período ha estresado a la sociedad dominicana y su gobierno se ha visto sometido a escándalos y denuncias por corrupción.
Debió acudir a organismos internacionales para tratar de instituir un programa de prevención de la corrupción que aún no da frutos. Las denuncias contra la corrupción han sido la clave del accionar de la oposición.
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