EFE
Ciudad del Vaticano
El papa Benedicto XVI hizo hoy un llamamiento a la pacificación de Costa de Marfil y al diálogo, "para que se eviten nuevos derramamientos de sangre".
El pontífice hizo esta petición ante varias decenas de miles de personas que asistieron en la plaza de San Pedro del Vaticano a la audiencia pública de los miércoles.
"La violencia y el odio siempre son una derrota. Por esto hago un nuevo llamamiento a todas las partes implicadas, para que se de paso a la pacificación y al diálogo y se eviten nuevos derramamientos de sangre", afirmó el obispo de Roma.
Benedicto XVI manifestó que sigue "con gran preocupación las dramáticas" situaciones "que las queridas poblaciones" de Costa de Marfil y Libia viven en estos días.
"Deseo que el cardenal Peter Turkson (presidente del Consejo Pontificio para la Justicia y la Paz), que he enviado a Costa de Marfil para manifestar mi solidaridad pueda entrar pronto en el país. Rezo por las víctimas y me siento muy cercano a todos los que están sufriendo", agregó.
Benedicto XVI anunció el pasado miércoles, también durante la audiencia pública, que había decidido enviar al cardenal Turksonn al país africano para que expresase su solidaridad y la de la Iglesia universal a las víctimas de los conflictos y a promover la reconciliación y la paz.
Turkson partió de Roma el pasado 1 de abril, pero quedó bloqueado en Accra, la capital de Ghana, debido a los combates que se registran en Abiyán.
Benedicto XVI, según fuentes vaticanas, ha donado 50.000 euros para los refugiados marfileños.
Cientos de personas han muerto en los últimos meses en Costa de Marfil en enfrentamientos entre seguidores del presidente Laurent Gbagbo, que perdió las elecciones de noviembre de 2010 y se niega a abandonar el poder al que llegó en el año 2000, y del jefe de Estado electo, Alassane Ouattara.
Decenas de miles de marfileños se han visto asimismo obligados a abandonar sus pueblos debido a esos enfrentamientos.
El obispo de Roma ya afirmó el pasado miércoles que desde hace tiempo su pensamiento está en las poblaciones de Costa de Marfil, "traumatizadas por las dolorosas luchas internas y graves tensiones sociales y políticas".
El papa considera que la "dramática" situación obliga urgentemente al restablecimiento del respeto y la coexistencia pacífica y que "no se deben escatimar esfuerzos en este sentido".
El pontífice considera que un "diálogo constructivo" es necesario para el bien común del pueblo marfileño.
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