Brasil investigó si agentes del servicio secreto
francés tuvieron alguna participación en el accidente que destruyó en
2003 la base de lanzamiento de satélites del país en la Amazonía y que
causó 21 muertos, según documentos secretos de los que informa hoy el
diario Folha de Sao Paulo.
Un informe de la Agencia Brasileña de Inteligencia
(ABIN), al que el diario paulista dice haber tenido acceso, indica que
el organismo comenzó a investigar en 2002 "una red de espionaje
francesa" en el país ante la sospecha de que estuviese espiando las
actividades del país en el Centro de Lanzamientos de Alcántara.
El seguimiento a los espías franceses se
incrementó tras la explosión que destruyó la base de Alcántara, en
agosto de 2003 y que fue provocada oficialmente por un problema
eléctrico, ante la sospecha de la ABIN de que los franceses pudiesen
haber promovido un acto de sabotaje, según la versión periodística.
El documento asegura que los agentes franceses
fueron vigilados y sus contactos y posibles colaboradores identificados,
pero que no fueron descubiertos indicios de un posible sabotaje.
La basa aeroespacial de Alcántara tiene una
localización privilegiada y estratégica para los lanzamientos espaciales
por su proximidad con la línea del Ecuador y su ubicación entre el
océano Atlántico y la selva amazónica.
Tal razón la convierte en la principal competidora
del Centro Espacial de Kouru, la base de lanzamientos que Francia opera
en la Guayana Francesa.
El mismo diario divulgó este lunes unos documentos
secretos de la ABIN en los que se detalla que Brasil espió las
actividades de diplomáticos de Rusia, Irán e Irak tanto en sus embajadas
como en sus propias residencias.
Otro documento citado por Folha revela que la
misma agencia vigiló un piso comercial alquilado por la embajada de los
Estados Unidos en Brasilia y en el que no había ninguna actividad, por
sospechar de que fuese base de equipos electrónicos capaces de
interceptar comunicaciones.
Todos los documentos se refieren a actividades de
contraespionaje realizadas hace cerca de una década, en el gobierno del
entonces presidente Luiz Inácio Lula da Silva, pero se conocen en
momentos en que Brasil lidera una campaña contra el espionaje
electrónico de Estados Unidos.
Los gobiernos de Brasil y Alemania propusieron la
semana pasada ante la ONU un proyecto de resolución destinado a
establecer límites para el espionaje electrónico y garantizar la
privacidad de los usuarios de internet.
La iniciativa siguió a la revelación de que
Estados Unidos espió las comunicaciones personales de la presidenta
Dilma Rousseff, de varios de sus ministros y de estratégicas empresas
brasileñas, como la petrolera estatal Petrobras.
La Presidencia brasileña admitió en un comunicado
que realizó algunas operaciones de contraespionaje en la época a la que
se refieren los documentos divulgados por la Folha de Sao Paulo pero
alegó que esas actividades son "legales" y responden a necesidades de
"seguridad nacional".
Esas operaciones, según la nota, están previstas
en la legislación y persiguen "la defensa del estado democrático de
derecho, la sociedad y la soberanía nacional, con total respeto a los
principios constitucionales y a los derechos y garantías individuales".
EFE
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