Autor Tiberio Castellanos |
Yo no entiendo por qué los que escriben
sobre el Padre de la Patria elogiando sus virtudes, son incapaces de
reconocer algunos errores que el Patricio cometió.
Estoy pensando ahora,
en algo que esos duartianos, posiblemente conocen mejor que yo:
venezolanos y cubanos cuya veneración a Simón Bolivar y José Martí es
incuestionable, admiten, pueden admitir, que esos dos grandes hombres
cometieron algunos errores.
Juan Pablo Duarte, el Apóstol de nuestra
Independencia, que también fue un ser humano, cometió también algunos
errores. Fruto de esos errores fue su muerte en la pobreza
(confeccionando, en Caracas, velas de cera) y algo olvidado por sus
compatriotas.
Su primer y grande error fue el golpe de
estado (9 de junio 1844) contra los afrancesados de la Junta Central
Gubernativa. En unos meses de labor política, en la ciudad que, unas
semanas antes lo había recibido al grito de -Salve al Padre de la
Patria- Duarte y sus adictos hubieran logrado pacíficamente el mismo
objetivo.
Pero Duarte no era político. Su patriotismo era tan exaltado
que le obstruía ver algunas realidades. No pudo observar en Baní la
realidad de aquel Ejército del Sur que era también el ejército de
Santana ( no tengo noticias si Duarte pudo hablar en Baní con los
Alfau, que fueron antes parte de su gente, y que ahora eran muy
influyentes oficiales en el estado mayor de Santana.
El 15 de julio, en medio del contragolpe de
Santana a los trinitarios, Felipe rescata a su antiguo compañero de la
Trinitaria Juan Isidro Pérez, de las manos de los espalderos de Santana
que querian matarlo).
Su segundo error fue ese, ignorar que Santana, ya vinculado a los afrancesados, reaccionaría en favor de sus amigos.
Su tercer error fue no regresar al país
cuando todos sus compañeros de exilio regresaron. Entiendo que sólo
Serra quedó en Puerto Rico. No quiero entrar aquí, dejo que otros
entren, en las suposiciones del porqué Duarte prefirió ser diferente
a sus compañeros, ser único.
Concluyo que Juan Pablo Duarte, con la
fundación de la Trinitaria y su prédica nacionalista que encendió el
patriotismo. Y luego con su inteligente y laboriosa gestión en la
revolución de la Reforma, tiene méritos suficientes para su consagración
como Padre de la Patria y Apóstol de la Independencia.
Un abrazo,
Tiberio
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