Por José L. Tavárez .
En el día de ayer se inició la Jornada Nacional de
Alfabetización, mediante la cual se aspira a sacar del analfabetismo a 700 mil
dominicanos/as. El programa, que ha sido denominado “Quisqueya Aprende
Contigo”, se extenderá por dos años y está dirigido a personas iletradas con
edades de 15 años o más.
Se estima que alrededor del 12% de la población adulta en la
República Dominicana es analfabeta. La acción del gobierno procura reducir esa
tasa a un 3%, dos puntos menos que el exigido por la UNESCO para declarar a una
nación libre de analfabetismo.
Para la provincia de Santiago, el ambicioso plan fue puesto
en marcha en un concurrido acto, con la presencia de autoridades civiles,
educativas y municipales. Allí, en los salones de la Gobernación Provincial,
también estaban rectores y funcionarios de universidades, representantes de iglesias,
juntas de vecinos y de organizaciones empresariales.
Viendo aquel escenario, tuve la impresión de que se estaba
anteponiendo el interés nacional a las malquerencias y las divisiones que
abundan en el liderazgo nacional. Más allá
de las banderías políticas, los credos religiosos y las reivindicaciones
sectoriales, todos parecían comprometidos con el Soberano Interés de la Patria.
Solo dos detalles me parecieron fuera de lugar: el rol
secundario de la Autoridad Educativa, en este caso de la Directora Regional de
Educación, y la escasa presencia del liderazgo político de la provincia, de los
18 diputados solo estuvo la Dra. Magda Rodríguez; los regidores por igual, solo
vi a uno de ellos.
De todas maneras hay que saludar la iniciativa del presidente
Medina y llamar a las organizaciones representativas, a las autoridades y a cada
dominicano/a en capacidad de aportar, para que se sumen al esfuerzo nacional
por la erradicación del analfabetismo, un mal que lastra el desarrollo material
y espiritual del pueblo dominicano.
Con la finalidad de hacer más efectivo el programa de
alfabetización, creemos que deben atenderse algunos detalles, dentro de los
cuales destaco los siguientes:
1. Que los/as
congresistas y demás funcionarios/as electos/as se involucren directamente en
el proceso de alfabetización en sus respectivas demarcaciones.
2. Incorporar
como eje transversal en la alfabetización la temática de cultura de paz y
prevención de violencia.
3. Desplegar
una amplia campaña de motivación dirigida a las personas iletradas a fin de que
acepten y procuren alfabetizarse.
4. Incluir un
programa de incentivos por objetivos para los individuos e instituciones que
participen en la facilitación del proceso de alfabetización. Los reconocimientos
pueden ser de diversos tipos y establecerse según demarcaciones geográficas.
5. Incorporar
a estudiantes de Educación Media a la tarea de alfabetizar en sustitución de
las horas de servicio que deben prestar. Lo mismo podría hacerse en
coordinación con las universidades para sustituir Monográficos y Tesis en áreas
tales como Educación, Psicología, Trabajo Social, etc.
6. Asegurar
una efectiva evaluación de los trabajos, a fin de garantizar la calidad
del proceso de alfabetización.
7. Apoyar la alfabetización
con recursos tecnológicos que faciliten el aprendizaje.
8. Utilizar la
radio y la televisión para beneficiar a personas que pudieran beneficiarse de
estos medios. La experiencia de Radio Santa María pudiera ser un referente
metodológico.
9. Dar mayor
protagonismo y participación a la Autoridad Educativa, de manera que se puedan
aprovechar sus recursos humanos, su experiencia y las instalaciones de que dispone.
10.
Fortalecer los
mecanismos institucionales para evitar que nuevas generaciones de dominicanos/as
se conviertan en analfabetas.
Se trata de poner “manos a la obra” y de que ese esfuerzo
extraiga lo mejor de nosotros, si es que queremos hacer realidad la expresión popularizada
por el presidente Medina, y repetida varias veces en el acto de ayer: “La
educación es el nuevo nombre de la libertad”.
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