Lo consiguió con toda Venezuela empuñando su espada. Con enorme autoridad, Rubén Limardo dio una lección de esgrima en Londres para alzarse con el oro olímpico.
El de Limardo es el segundo metal dorado de la historia de su país junto al de Francisco "Morochito" Rodríguez en boxeo de los juegos de México en 1968.
Limardo, que en dos días cumplirá 27 años, ya es el héroe de la delegación Venezolana debido a su memorable victoria gracias a la velocidad y habilidad de su mano izquierda, con la que empuña su espada pese a que nació diestro.
Y es que una fractura a los doce años lo obligó a cambiar de mano y también de arma, ya que dejó el florete y optó por la espada, más pesada y rígida.
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Limardo llegó a Londres seguro de que conseguiría una medalla. Así lo dijo a cuanto periodista se le acercó. Estaba segurísimo de que llegaba mucho más preparado que hace cuatro años a Pekín 2008. Logrado el oro, se lo recordó a todos.
"No puedo llegar aquí con una mente negativa, porque cuatro años se echan para atrás, hay que venir positivo y visualizando, lo dije antes de Pekín, mi sueño es ser campeón olímpico, ocho años después lo logré", dijo poco después de ganar.
"La sentía ahí, la sentía ahí. No tengo palabras (…). Vine a ganar cinco combates y así fue. Se lo dije a mi entrenador, siento que la medalla es mía".
Campeonísimo
Limardo tiene en su currículum elementos para pensar que no era imposible.
En su último año de juvenil se hizo con la triple corona: el campeonato mundial, la Copa del Mundo y el número uno del ránking. En Río 2007 ganó el título Panamericano y lideró el grupo que se hizo con la plata por equipos.
Repitió medalla en los Panamericanos Guadalajara 2011, aunque esa vez de plata, la misma que consiguió por equipos.
En Pekín 2008, su sexto lugar le valió el diploma olímpico. Ahora en Londres, como bien dijo él: "Logramos el objetivo, primera medalla para Venezuela después de tantos años".
Su carrera ha estado marcada por la influencia de su madre, Noris Gascón, quien lo introdujo en la esgrima y quien se ocupaba de su preparación psicológica hasta que falleció en 2010.
"Alegría en mi corazón, gracias a mi madre que está en el cielo, se lo dedico a ella que fue la que me enseñó a luchar, a guerrear, con sus palabras. De hecho ella era mi psicóloga y todo lo que ella me enseñó, la concentración, lo trabajé".
Emocionado, nada más bajar del podio, con el oro al cuello, Limardo no se olvidó de su familia, los miembros de su equipo técnico y hasta sus sparrings.
Residente en Polonia por trabajo desde hace casi una década, Limardo no paró de insistir en su orgullosa condición de venezolano.
"Siempre voy a ser venezolano, los voy a llevar en el corazón, la sangre guerrera, así soy, así me criaron y humildemente voy a disfrutar esto con Venezuela. (…) Se lo dedico a Venezuela, que lo disfruten".
Felicitación presidencial
Nada más llegar de su viaje a Brasilia, donde selló el acceso de Venezuela al Mercosur, el presidente Hugo Chávez, en cadena obligatoria de radio y televisión, felicitó personalmente a Limardo.
Desde Londres, el medallista olímpico conversó con el mandatario, al que agradeció su apoyo al deporte. "Gracias a usted cumplí mi sueño, estoy muy contento y agradecido con usted y toda Venezuela".
"Siga ayudándonos que lo está haciendo muy bien. De verdad le estoy muy agradecido y en el futuro no va a ser sólo una medalla, sino más porque usted está haciendo un excelente trabajo metiéndole la mano al deporte como debería ser, cosa que no se veía antes", dijo el campeón.
"Sabes que Bolívar dijo un día 'Dios concede la victoria a la constancia'. Esto es producto de tu constancia, del equipo, los entrenadores, todo ese ejército invisible que ha permitido que llegaras a Londres 2012 y además que triunfaras en todos tus combates y nos trajeras el honor a toda la patria venezolana", le respondió el presidente.
"Celebramos con júbilo este triunfo tuyo, este triunfo de la juventud venezolana. Este triunfo de la República Bolivariana de Venezuela", finalizó Chávez.
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