Cuando nació su bebé, hace siete meses, tuvo que tomar la decisión de circuncidar o no a su hijo. No fue fácil.
"Me daba cierta incomodidad pensar que sería diferente a mí", dice.
Box es parte de una generación en Estados Unidos
para la cual este procedimiento es casi universal. Sin embargo, tras
meditarlo extensamente, Box y su esposa decidieron no someter a su hijo a
este procedimiento quirúrgico.
Ambos sentían que no podían hacerlo, a menos que encontrasen una buena razón. Y no la encontraron.
"No había un argumento fuerte para hacerlo y había motivos de duda", recuerda Box.
Cambio de tendencia
En junio de este año una corte en Alemania
determinó que la circuncisión era dañina para los menores y constituía
una violación de los derechos del niño.
La decisión del tribunal fue interpretada por
judíos y musulmanes en ese país europeo como un ataque a uno de los
fundamentos de su religión, pero las críticas surgieron incluso del otro
lado del Atlántico.
Editoriales y columnas de opinión en los
principales diarios estadounidenses expresaron un nivel similar de
indignación y 20 legisladores de la Cámara de Representantes enviaron
una carta al embajador alemán en Washington expresando su "profunda
preocupación".
A diferencia de Europa, donde la tasa de
circuncisión es menor y suele estar confinada a la comunidad judía y
musulmana, este procedimiento es uno de los más comunes en EE.UU.
El 75% de los adultos estadounidenses está
circuncidado. Se producen más de un millón de estas intervenciones al
año, es decir, una cada tres segundos.
Pero la tendencia está mermando debido a padres
-como Stephen Box y su esposa- que deciden romper con la tradición, a lo
que se suma un movimiento que aboga cada vez más por terminar con esta
intervención.
Según los Centros de Control y Prevención de
Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés), entre el 55 y el 57% de
recién nacidos en EE.UU. son circuncidados en el hospital, y esta cifra
cae un 1% al año.
Sin consentimiento del paciente
Durante años, la circuncisión fue vista como
algo tan natural como la vacunación de los infantes, pero el punto de
quiebre llegó en 1999 cuando nuevos manuales anunciaron que la habitual
justificación médica para este procedimiento -menor riesgo de
infecciones urinarias o de cáncer de pene- no era tan fuerte como para
recomendar la habitual circuncisión de los recién nacidos o
desalentarla.
Los padres, decían las nuevas reglas, eran los que tenían que decidir.
"Uno está haciendo una intervención sobre un ser que no puede tomar la decisión por sí mismo, es una elección difícil tanto para los padres como para los médicos"
Marvin Wang, doctor
"Uno está haciendo una intervención sobre un ser
que no puede tomar la decisión por sí mismo, es una elección difícil
tanto para los padres como para los médicos", dice el doctor Marvin
Wang, codirector del departamento de recién nacidos del Hospital General
de Massachusetts, que ha realizado cientos de circuncisiones.
Es, piensa, más una decisión "cultural" que
médica, por eso son los padres los que tienen la última palabra, y él
como médico solo menciona los pros y los contras.
Pero según Wang, la mayoría de los padres llegan con creencias fervientes y lo que el profesional dice hace muy poca diferencia.
Si optan por la circuncisión, él los invita
observar el procedimiento y hace todo lo posible para reducir el dolor
en el bebé, con una inyección de anestesia local.
Una de las razones más comunes para optar por
ella es que el padre quiere que su hijo luzca como él, o teme que si el
niño no es circuncidado sea objeto de las bromas de otros niños, explica
Wang.
Él estima que en su hospital seis de 10 niños
pasan por esta cirugía, una tasa un poco mayor al promedio nacional y
que se ha mantenido estable en los 15 años que él ha trabajado allí.
Los números varían mucho a lo largo del país,
con más del 80% circuncidado en estados como Nebraska, Iowa, Wisconsin y
Kentucky, a cerca del 20% en la Costa Oeste.
Los niños primero
Una de las razones detrás del menor número de
circuncisiones es el énfasis que se ha dado en el mundo a los derechos
de los infantes, expuestos claramente en la Convención de los Derechos
del Niño de las Naciones Unidas, que entró en vigencia en 1990.
El tribunal alemán justificó su fallo de junio
en el marco de la defensa de estos derechos, así como un documento de la
Asociación Real de Médicos de Holanda de 2010 que consideró a la
circuncisión como un procedimiento que entra en conflicto "con el
derecho de los niños a su autonomía y a su integridad física".
En Noruega, el ombudsman de los derechos
infantiles ha recomendado a judíos y musulmanes que opten por un ritual
simbólico, en lugar del procedimiento quirúrgico, y algunos legisladores
han planteado que solo se pueda realizar esta intervención a mayores de
18 años.
En EE.UU., que no ha ratificado la Convención de
la ONU, el movimiento anticircuncisión ha "florecido" en los últimos
años, según Steven Svoboda, fundador y director ejecutivo de Abogados
por los Derechos del Niño, organización basada en California.
Este grupo ha persuadido a 18 estados del país a
que ofrezcan la circuncisión dentro de Medicaid, el programa de salud
que cubre los gastos médicos de los pobres.
"Esto es muy significativo, estamos logrando como resultado que cientos de miles de niños no sean circuncidados", dijo Svoboda.
Aquellos que se oponen dicen que la intervención
no es necesaria en términos médicos, pero algunos incluso dicen que
puede afectar la experiencia sexual en el futuro.
"No se trata de un trozo inútil de piel. Es una
de las partes más sensibles, sexualmente hablando, del cuerpo del
hombre, con miles de terminales nerviosas", opinó Lauren Jecks,
fundadora y presidente de The Whole Network, uno de los grupos que hace
campaña en contra de la circuncisión.
El factor VIH
Pero en contra de la tendencia en Europa y de la
oposición de algunos grupos a nivel interno, la influyente Academia de
Pediatras de Estados Unidos está a punto de publicar su nuevo manual
indicando que la justificación médica de la circuncisión se ha vuelto
más sólida.
"La información sobre sus posibles perjuicios no
ha cambiado mucho, pero la información sobre sus beneficios sí", señaló
el doctor Dourglas Diekema, que ayudó con el borrador de este
documento.
Esta información vincula la circuncisión con una
menor tasa de infección con VIH en hombres heterosexuales. Con estos
mismos datos, la Organización Mundial de la Salud (OMS) está alentando
este procedimiento como parte de su estrategia para reducir el contagio
de SIDA en África.
Pero cómo han podido los pediatras
estadounidenses llegar a conclusiones tan distintas a las de su
contraparte holandesa, que considera "poco clara" la relación entre
circuncisión y VIH, y creen que se puede postergar este procedimiento
hasta una edad donde el riesgo de contraer SIDA es más elevado y el
joven puede decidir por sí mismo.
Diekema reconoce que este tema es un campo
minado: "Sinceramente, con esta clase de procedimientos, siempre habrá
un componente muy alto de valores en juego".
Brian Earp, un investigador estadounidense del
Centro para Ética Práctica de Uehiro de la Universidad de Oxford,
concluye que no siempre los debates en la Ciencia son absolutamente
sobre Ciencia.
"Nosotros pensamos que los científicos son gente muy objetiva, pero los científicos siguen siendo gente".
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