La noticia de que el general (en retiro) Mauricio
Santoyo había admitido ante un tribunal de los Estados Unidos haber
colaborado con grupos paramilitares sorprendió ayer a los colombianos de
vacaciones, en uno de esos numerosos "puentes festivos" que hacen de
Colombia el país con más días feriados de la región.
Y las expresiones de sorpresa no faltaron entre
las reacciones a la admisión de quien se desempeñara como jefe de
seguridad del expresidente Álvaro Uribe entre 2002 y 2005.
El exmandatario, por ejemplo,
reaccionó inmediatamente acusando a su subordinado de haber defraudando
la confianza de su gobierno, "el único que desmontó paramilitares… y los
extraditó".
Y este martes el jefe de la policía colombiana,
General León Riaño, dijo que su excompañero había "decepcionado" a la
institución.
Para otros, sin embargo, la confesión de Santoyo
sólo viene a confirmar el nivel de penetración alcanzado por el
paramilitarismo en las instituciones y la política colombiana bajo la
administración Uribe.
"Con esto se confirma efectivamente que el
crimen, por uno o por otro medio, ya sea porque no se dio cuenta, sea
por corrupción, tuvo una cuota política en el gobierno de Álvaro Uribe, y
que fueron los organismos de seguridad los infiltrados", le dijo a BBC
Mundo Ariel Ávila, analista de la Corporación Nuevo Arcoiris.
"Lo de Santoyo mucho lo esperaban. La sorpresa,
si acaso, es mucho más a una clase media de opinión pública que no a los
estudiosos del tema o a la política en general", agregó.
"Un ejemplo más"
La admisión de Santoyo
El general retirado de la policía
colombiana, Mauricio Santoyo, estaba acusado en un tribunal de los
Estados Unidos de haber recibido sobornos de al menos dos organizaciones
involucradas con el tráfico de estupefacientes a cambio de información
sobre las operaciones antinarcóticos que se realizaban en su contra.
Según las autoridades estadounidenses, el alto mando policial también habría facilitado el nombramiento de policías corruptos para que asistieran en sus operaciones a la Oficina de Envigado y las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC).
Santoyo se declaró culpable de haber apoyado a las AUC, el principal grupo paramilitar de Colombia, pero rechazó los delitos relacionados con el tráfico de drogas.
Y según su abogado, Oscar Rodríguez, si el general se relacionó con organizaciones delincuenciales fue "para obtener información que podría ser relevante para mantener la paz de los ciudadanos pues es parte del trabajo que emplea uno como policía".
Según las autoridades estadounidenses, el alto mando policial también habría facilitado el nombramiento de policías corruptos para que asistieran en sus operaciones a la Oficina de Envigado y las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC).
Santoyo se declaró culpable de haber apoyado a las AUC, el principal grupo paramilitar de Colombia, pero rechazó los delitos relacionados con el tráfico de drogas.
Y según su abogado, Oscar Rodríguez, si el general se relacionó con organizaciones delincuenciales fue "para obtener información que podría ser relevante para mantener la paz de los ciudadanos pues es parte del trabajo que emplea uno como policía".
El argumento se basa en el hecho que Santoyo no
es el único miembro del círculo íntimo del expresidente Uribe que está
en líos con la justicia por supuestos vínculos con los paramilitares.
En septiembre del año pasado, por ejemplo, el
exdirector del desaparecido Departamento Administrativo de Seguridad,
DAS, Jorge Noguera, fue condenado a 25 años de cárcel por haber
facilitado la infiltración del paramilitarismo en el organismo de
inteligencia, en ese entonces adscrito a la presidencia.
Además, la mayoría de los congresistas
vinculados al escándalo conocido como la "parapolítica" también
pertenecían a la bancada del presidente Uribe.
De hecho, para el diputado del izquierdista
partido Polo Democrático, Iván Cepeda, la confesión de Santoyo viene a
ser "la prueba reina que desde la casa de Nariño se agenciaba el
paramilitarismo".
"No eran uno ni dos los funcionarios del alto
gobierno comprometidos con estos asuntos. Entre los involucrados hay
cuatro jefes del Departamento Administrativo de Seguridad, ministros y
congresistas de su bancada en el parlamento. Sin hablar de sus
familiares que han sido condenados por paramilitarismo como es el caso
del exsenador Mario Uribe", le dijo a BBC Mundo.
"Eso demuestra que hay un organigrama muy
complejo de relaciones con los paramilitares desde el Estado colombiano
durante la era Uribe", dijo Cepeda, quien considera que el mandatario
debería ser llamado a los tribunales a responder por el tema.
Para el exasesor presidencial José Obdulio
Gaviria, sin embargo, condenas como la de Jorge Noguera y Mario Uribe no
son tanto evidencia en contra del expresidente Uribe como prueba de la
cooptación de la justicia colombiana por parte de los sectores de
izquierda que adversan al exmandatario.
Gaviria también destacó los esfuerzos de Uribe
por acabar con los grupos paramilitares y su decisión de extraditar a
sus líderes a Estados Unidos para que fueran juzgados por narcotráfico.
"Somos los combatientes contra el
paramilitarismo. El que no se sorprenda (por la confesión de Santoyo) o
no nos conoce o tiene una posición, que es la posición de las FARC, de
considerar al Estado colombiano y a todos sus servidores como aliados
del paramilitarismo", le dijo a BBC Mundo.
El expresidente Uribe, por su parte, ha
insistido en que los contactos indebidos de su exjefe de seguridad con
los grupos paramilitares se produjeron sin su conocimiento ni
consentimiento.
"Mis abogados pedirán a juez que Gral. Santoyo
diga si recibió mal ejemplo, siquiera indebida insinuación de
comandantes, ministros o mi persona", anunció el exmandatario en su
cuenta de Twitter.
Y el expresidente también ha asegurado que no
fue él quien eligió a Santoyo como su jefe de seguridad, ni propuso su
ascenso a general hacia el final de su gobierno.
"Si el presidente Santos, que era ministro de
Defensa, el general Oscar Naranjo, que era director de la policía, o mi
persona, en el momento del ascenso, hubiéramos tenido una mala
información sobre Santoyo lo habríamos destituido, no lo habríamos
ascendido", le dijo además Uribe a una televisora local, en lo que
muchos interpretaron como un esfuerzo por repartir responsabilidades.
Esperando más confesiones
Para el profesor de seguridad y relaciones
internacionales de la Universidad Externado de Bogotá Jairo Libreros, si
alguien podría salir beneficiado del escándalo ese es el presidente
Juan Manuel Santos.
"En cierta medida, el escándalo le llega en un
buen momento para desmarcarse tanto del perfil oscuro que tiene el
presidente Uribe, como de manera particular de su política de Seguridad
Democrática, porque si algo se ha cuestionado a esa política es la
violación a los derechos humanos y sus vínculos con el paramilitarismo",
dijo Libreros.
"Y esto ocurre en un momento en que Uribe estaba en capacidad de presionar al gobierno del presidente Santos", explicó.
Las consecuencias finales de la admisión de
Santoyo, sin embargo, en buena medida dependerán de la información que
proporcione en los tribunales estadounidenses y de quienes resulten
implicados como consecuencia de su testimonio.
"Esto apenas destapa un pedazo de lo que viene", cree Libreros.
Según Ariel Ávila, eso dependerá a su vez del
interés de la justicia estadounidense, que originalmente había requerido
a Santoyo para que respondiera por supuestos vínculos con el
narcotráfico.
"Hay que ver si ellos van a seguir por esa línea
(la de las relaciones con los paramilitares) o van a parar ahí", le
dijo el investigador de la Corporación Nuevo Arcoiris a BBC Mundo.
"Yo me pregunto si ahí hay un cambio de política o no. Si es nada más un llamado de atención, un mensaje", concluyó.
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