Por: José Jordi Veras Rodríguez.
El dominicano y dominicana en tiempos como los que estamos celebrando o previo a la celebración de la Nochebuena y del nacimiento de nuestro Señor Jesús, sus energías, su actitud y su disposición hacia la buena voluntad, de hacer el bien y su espíritu de la solidaridad se acrecienta.
Es tiempo de sentirnos más en familia, unirnos, demostrar a los que han estado alejados por el espacio y el tiempo de nosotros, amigos y seres queridos. En fin, es la buena oportunidad de usted demostrar y hacer valoración de la fecha histórica y universal del nacimiento del hijo de Dios y de la cena de Navidad, de aplicar el ejemplo de Jesucristo, que vino al mundo a pregonar el amor sin distinción de raza, credo, clase social, ni abolengo.
Deseamos que el día de Nochebuena y de la celebración de la Navidad con el nacimiento del niño Jesús, todos los que tengan la oportunidad de leer estás líneas hagan un momento de reflexión en su mesa, ya en familia, con amigos y seres queridos reunidos, por los niños buzos de Rafey y específicamente los que pertenecen al Programa de Niños Con Una Esperanza.
Esos por los que el pastor Pablo Ureña y la comunidad de Cienfuegos, han estado reclamando a instituciones como el Ayuntamiento de Santiago, la subvención desde hace más de dos años que tan sólo ha quedado en las promesas de políticos.
El caso de la Oficina de la Primera Dama que se comprometió a construir un comedor para esos mismos olvidados por el Estado y todavía no ha cumplido tampoco. Ellos hoy suman 267, distribuidos en ciento treinta cinco niñas y ciento treinta y dos niños y que puedan tener algo de la dignidad que les queda, aquella que ha sido mancillada por el ejercicio que llevaban en las calles y principalmente como buzos, entiéndase recogiendo y recolectando basura desde el Vertedero de la comunidad de Rafey.
Estos niños, niñas y adolescentes no son votos políticos por lo tanto explica en gran manera el hecho de que no sean objeto de atención. No forman parte de ningún abolengo, no tienen un patronato con personalidades reconocidas.
Cuenta con el gran valor de un ser humano excepcional, el pastor Pablo Ureña, que bien podría estar realizando sus labores habituales y de su profesión, sin embargo, ha preferido seguir el camino y ejemplo de Jesús, algo que debe se emulado no tan sólo por todos los que pertenecen a todo credo o religión y por muchos de nosotros que formamos parte como feligreses de alguna fe.
Muchos de estos menores de no estar en este programa y organismo creado por el pastor ya mencionado y la comunidad de Cienfuegos, estarían en el basurero arriesgando sus vidas y salud o en las calles delinquiendo, en su gran mayoría. Continuando así con la “máquina” que produce la pobreza y desigualdad social.
Debemos cambiar nuestra cultura el pensar que otros son los que deben involucrarse en las ayudas sociales o en contribuir porque las cosas comiencen a cambiar. Volquemos nuestras miradas a esa parte de nuestra ciudad que al parecer tiene pocos dolientes, sin embargo, valerosos y reconocidos voluntarios que dan la cara por ellos.
Hagamos, como expresamos al inicio, una reflexión para esta Nochebuena y el día de Navidad para que sensibilice los corazones de quienes promueven ser hijos seguidores de la fe de Cristo y de nuestro Señor y muchas veces son los que poseen el poder para solucionar una parte de los problemas y a la vez puedan mostrar un buen corazón solidario a favor de los niños de Cienfuegos y que piensen que el dinero que manejan como funcionarios públicos no les pertenece y debe ser utilizado de la mejor manera antes que pensar en el interés de beneficiarse asimismo o a su entorno político o familiar.
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