Por: José Jordi Veras Rodríguez.
Lo que se vivió por meses en la carrera de saber si era la dominicana, Marta Heredia la ganadora del concurso Latin American Idol, lo podemos circunscribir como a una especie de escape a muchos factores y situaciones que han sucedido en nuestro país en ese mismo lapso o cuestiones ya acumuladas.
El triunfo de Marta Heredia es parecido en emoción al que vivió el país hace unos años cuando nuestra Amelia Vega obtuvo su merecido premio y el nombre de República Dominicana se puso en boga por el reconocimiento consabido de la belleza e inteligencia de la mujer dominicana.
La joven cantante fue el instrumento o la significación que muchos dominicanos y dominicanas que poseen un sueño casi irrealizable, observaran en esta mulata de bellos ojos, un “sí se puede”.
Una obtención del premio basado en la capacidad, el esfuerzo, la calidad y la perseverancia. Las cualidades que muchas y muchos dominicanos y dominicanas poseen y sin embargo por las pocas oportunidades que tienen en su propio país no tienen la posibilidad de obtener y ni lograr sus sueños.
A la propia Marta un jurado pre-clasificador no la consideraba apta para el concurso musical y sin embargo, ya sabemos el resultado final.
Hemos vivido tiempos difíciles en nuestros país donde se acrecienta la vagabundería y demagogia política; la delincuencia se hace cargo de las calles como dueña y señora; el narcotráfico entronizado hasta el tuétano de las instituciones del país; a nivel internacional en las mejores disciplinas, como el béisbol nos han querido atacar a nuestras principales figuras con el uso de los esteroides y es como si nos quisieran decir ustedes no pueden o solamente lo hacen a base de la trampa o que sino es enganchado a politiquero no consigues tus metas sino es mediante las relaciones o el engaño o la trapisonda.
En medio de una crisis no sólo económica, sino de valores morales, en la cual la familia ha sido uno de los entes más resquebrajados de nuestra sociedad, la mayor parte de los dominicanos y dominicanas, asumió a Marta como su parte diferente o como el logro positivo y en buena lid.
El triunfo de Marta no fue fruto de un fraude, ni del escarceo de nadie, ni tampoco porque era hija o hijo de fulano mengano, ni producto de la envidia, del egoísmo o de comprar una elección, un concurso, un cargo o de hacerle ojos “bonitos al jurado”, sino de su carisma, química y cualidades excepcionales que fueron vistos por miles y miles de latinoamericanos y caribeños que hoy pueden decir esa joven tiene talento y calidad y por eso merecía el premio.
Arriba dominicanos y dominicanas muchas cosas podemos lograr si lo proponemos y no escuchamos voces agoreras que tan sólo quieren que te quedes donde estás, sin luchar, sin progresar, sin avanzar, sin lograr tus metas, tanto a nivel individual, familiar o como compromiso de país. Asumamos el triunfo de la Heredia como el de todos
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